El escritor y director de programación de Intereconomía, Xavier Horcajo, presenta hoy a las 20,45 horas en el Foro La Región, en el Liceo de Ourense, su último libro, 'La pasta nostra: 33 años de poder convergente en Cataluña', en el que investiga sobre los casos de corrupción que han salpicado a la familia de Jordi Pujol.
El acto será presentado por el catedrático y expresidente de la Xunta Fernando González Laxe
El acto será presentado por el catedrático y expresidente de la Xunta Fernando González Laxe
¿Cuánto capital puede llegar a abarcar la familia Pujol hoy en día?
Se mueve a torno a los 50 millones de euros, pero es difícil valorarlo. Sí sabemos que está en varios paraísos fiscales, como Andorra, Liechtenstein o Panamá, pero la dificultad radica en que algunos de esos negocios están con otras personas, con lo que les resulta muy fácil aparentar que no son de ellos mismos.
¿Hay permisividad desde Madrid ante esta situación?
Desde siempre han gozado de una impunidad, que es el enrocarse en la bandera, algo que descubrió Jordi Pujol cuando se dio cuenta de que el catalán tiene una particularidad, y es que tiende a disculpar los errores, las faltas o los delitos del que considera uno de los suyos, lo que es un eufemismo intolerable.
¿Permite el nacionalismo encubrir esa corrupción catalana?
En Cataluña no se habla nada de la corrupción. Allí la toxicidad está al nivel de Fukushima, y se habla de otras películas y otras guerras. Es un mundo informativamente muy manipulado, en el que todos los periódicos pueden hacer editoriales conjuntos; se mantienen los dos principales, La Vanguardia y El Periódico, gracias a las 18.000 subscripciones que cada uno de ellos tiene de la Generalitat, además de las distintas ayudas que les dan; y a esto se le suma el instrumento fabuloso que es el gran éxito de los nacionalistas catalanes de la TV3 y Catalunya Rádio, que tienes seis canales de televisión y seis emisoras. Todo ello es una maquinaria que va difundiendo la idea de que 'España nos roba', de que 'si no nos quieren, nos vamos'. Pero está demostrado en casos como Quebec que una hipotética independencia terminará en un desastre en todos los aspectos.
¿Interviene la política en la difusión de estos pensamientos?
El catalanismo no independentista ha pasado a serlo de repente, porque descubrieron que hay una manera de cambiar el ritmo de las cosas: vulneremos la legalidad. ¿Hay una ley de banderas?, pues se incumple y no pasa nada; ¿hay una sentencia que permita a los padres elegir el castellano como lengua en la educación?, no pasa nada. Y se imponen las cosas por la vía de la fuerza y no de la convicción. n
Se mueve a torno a los 50 millones de euros, pero es difícil valorarlo. Sí sabemos que está en varios paraísos fiscales, como Andorra, Liechtenstein o Panamá, pero la dificultad radica en que algunos de esos negocios están con otras personas, con lo que les resulta muy fácil aparentar que no son de ellos mismos.
¿Hay permisividad desde Madrid ante esta situación?
Desde siempre han gozado de una impunidad, que es el enrocarse en la bandera, algo que descubrió Jordi Pujol cuando se dio cuenta de que el catalán tiene una particularidad, y es que tiende a disculpar los errores, las faltas o los delitos del que considera uno de los suyos, lo que es un eufemismo intolerable.
¿Permite el nacionalismo encubrir esa corrupción catalana?
En Cataluña no se habla nada de la corrupción. Allí la toxicidad está al nivel de Fukushima, y se habla de otras películas y otras guerras. Es un mundo informativamente muy manipulado, en el que todos los periódicos pueden hacer editoriales conjuntos; se mantienen los dos principales, La Vanguardia y El Periódico, gracias a las 18.000 subscripciones que cada uno de ellos tiene de la Generalitat, además de las distintas ayudas que les dan; y a esto se le suma el instrumento fabuloso que es el gran éxito de los nacionalistas catalanes de la TV3 y Catalunya Rádio, que tienes seis canales de televisión y seis emisoras. Todo ello es una maquinaria que va difundiendo la idea de que 'España nos roba', de que 'si no nos quieren, nos vamos'. Pero está demostrado en casos como Quebec que una hipotética independencia terminará en un desastre en todos los aspectos.
¿Interviene la política en la difusión de estos pensamientos?
El catalanismo no independentista ha pasado a serlo de repente, porque descubrieron que hay una manera de cambiar el ritmo de las cosas: vulneremos la legalidad. ¿Hay una ley de banderas?, pues se incumple y no pasa nada; ¿hay una sentencia que permita a los padres elegir el castellano como lengua en la educación?, no pasa nada. Y se imponen las cosas por la vía de la fuerza y no de la convicción. n
