SANIDAD

Centros de salud obsoletos o desorbitados, dos caras de la realidad rural

RAMIRÁS (CENTRO DE SAÚDE). 26/01/2018. OURENSE. Fotografías del centro de salud del concello de Ramirás en el pueblo de Vilavidal, donde se aprecia el desproporcionado tamaño del edificio para un concello de menos de 1.600 habitantes. FOTO: ÓSCAR PINAL
photo_camera Centro de salud de Ramirás, en la localidad de Vilavidal, un edificio de dos plantas y numerosas dependencias.

La mala planificación condena a municipios como Ramirás, Castro Caldelas o A Gudiña a edificios totalmente sobredimensionados, mientras que villas o localidades pujantes esperan por mejoras

Como en otras muchas materias, la mala planificación de los dirigentes o una decisión errónea en determinado momento se ha convertido en un lastre para muchos concellos de la provincia, que ven como su centro de salud está ubicado en edificios que, o bien tienen unas dimensiones completamente desproporcionadas para el servicio que deben ofrecer, o se encuentran localizados en puntos de difícil acceso para los vecinos. Incluso, no son pocos los que conjugan ambos condicionantes.

"É un despilfarro, un edificio de dúas plantas  que parece case un hospital", señala la concejala en Ramirás Isabel Gil, médico de familia y que ejerció en las dependencias del centro de salud del municipio durante 18 años y que, ahora, desde su puesto en Celanova y el cargo en el ayuntamiento, ve como permanecen cerradas la mayoría de las dependencias.

Algo similar sufren los vecinos de A Gudiña, donde el ambulatorio se ubica en la carretera de Madrid, a una distancia considerable del centro del concello, con un "gran problema", según su alcalde, José María Lago, en negociaciones para "revertir el edificio a la Xunta, ya que nos supondría un ahorro significativo". Y es que los gastos en la calefacción, "en un sitio tan frío", se disparan.

O Irixo, con un centro de salud con una estética más próxima a una iglesia, o Castro Caldelas, "cun edificio enorme", tal y como confirma su alcaldesa, Sara Inés Vega. "É un macrocentro que se fixo nunhas circunstancias e cunhas prediccións que non se saben moi ben, o gasto é enorme, hai humidade", refleja.

Es una de las caras más amarga de la red sanitaria de la provincia, pero no la única. Otros municipios, como por ejemplo, las villas de Allariz, Celanova o Ribadavia y otros pujantes que han crecido en los últimos años como Pereiro de Aguiar, cuentan con equipamientos con carencias y que se quedan pequeños para ofrecer un servicio de calidad.

En este último caso, la demanda de un segundo equipamiento para canalizar la demanda parece que será una realidad en 2019 tras años de promesas e incumplimientos. El actual, situado junto a la casa consistorial, ya tuvo que ampliar a tres el número de facultativos y no responde a las necesidades.

Otro caso sangrante es en la capitalidad de O Ribeiro. Más de una década ha pasado desde la firma del convenio en la que el Concello se comprometía a poner a disposición el solar para que la Xunta ejecutara el nuevo equipamiento, pero ni siquiera está en los planes antes de 2020.

"Non hai vontade política, buscan calquera excusa", lamenta el alcalde de Ribadavia, Ignacio Gómez. Este relata como el ambulatorio actual, situado en zona inundable, genera una sensación de incomodidad para los usuarios, además de complicar los desplazamientos a la gente de mayor edad, que reside principalmente en el Casco Vello.

En otros municipios, como Barbadás, sí han visto cumplidas las expectactivas con el nuevo centro de salud de A Valenzá, pero su ubicación, en lo alto de una calle, ha causado más de una polémica. Están planificados nuevos accesos, aún sin concretar. 

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