OPERACIÓN JARO

De cepillos de dientes a ordenadores

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photo_camera Agentes de la Guardia Civil se llevan los objetos personales incautados en la calle Coruña. (FOTO: JOSÉ PAZ)

Casi cuatro horas curó el registro en el número 14 de calle Coruña, en O Posío, en donde la Guardia Civil fija el domicilio de Borja Mejuto. Pero, según dijo, no vive allí desde que rompió con su novia hace dos meses. 

Casi cuatro horas para incautarse de dos cepillos de dientes, cuatro cartas manuscritas con remitente de la militante independentista María Osorio, condenada a siete años, nueve meses y un día de prisión por integración en la organización terrorista Resistencia Galega; un escrito de Antón Santos, otro activista, pareja de la anterior y actualmente encarcelado, y dos ordenadores , que fueron los objetos que se llevó la Guardia Civil del domicilio de Borja Mejuto, que hoy cumple 30 años, de un séptimo piso del número 14 de la calle Coruña. Para ello fueron necesarias casi cuatro horas, el tiempo transcurrido desde que llegó Mejuto a la vivienda, tras ser detenido en la empresa en la que trabaja en el Parque Tecnológico, hasta que cerca de las tres de la tarde abandonó el piso esposado, rumbo a Lugo, en donde tiene fijado su domicilio personal y vive su familia.

El detenido, según dijo a los agentes, ya no vive en la calle Coruña, en el piso alquilado por la que hasta hace dos meses fue su pareja. De hecho, las cartas remitidas por Osorio cuando en 2012 estuvo en la cárcel de Villabona (Asturias) ni siquiera van dirigidas a él, sino a su exnovia, que está al margen de esta operación antiterrorista.

La incautación de los cepillos tiene como finalidad encontrar ADN de personas distintas a las que allí residen. La Guardia Civil sigue intentando dar con el paradero de dos cabecillas de la organización.

La solicitud policial de entrada y registro tenia como objetivo "encontrar personas, objetos, instrumentos, efectos o documentos relativos a la actividad investigada". Aunque en el auto judicial que la autoriza se deja claro que "se deberán evitar las inspecciones inútiles, procurando no perjudicar ni importunar a la persona interesada más de lo necesario", los agentes miraron algún cuaderno Rubio y libros. Eso sí, entrando en detalles: página a página.

En la calle, al tratarse de un registro a media mañana en una transitada calle, con coches de la Guardia Civil taponando las entradas desde el número 14 hasta el 10, agentes uniformados en el exterior y encapuchados ya dentro del inmueble de siete pisos, la expectación estuvo garantizada. Los vecinos aseguraron que apenas conocían al detenido y su novia (ella alquiló el piso hace dos años). Lo único que les llamaba la atención es que "el chico siempre subía al séptimo a pie, sin coger el ascensor".

En la ciudad de Lugo, se llevaron dos pendrives y unos apuntes de cuando cursó Formación Profesional tras tres horas del registro.

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