César Brandariz: "No se puede entender a Cervantes sin tener en cuenta a Ourense"

César Brandariz.
photo_camera César Brandariz.
Brandariz es investigador literario y escritor de “La verdadera ‘mancha’ de Cervantes”

Tras sus publicaciones previas sobre Miguel de Cervantes, el investigador de raíces gallegas César Brandariz llega a nuevas conclusiones sobre los orígenes del escritor en su última obra, “La verdadera ‘mancha’ de Cervantes”, que publica Ézaro Ediciones. Sus investigaciones pretenden acercar más la figura del escritor a sus orígenes en Sanabria, ahora Zamora, entonces Galicia, y sus conexiones con Ourense, donde estudió y se empapó de sus tradiciones ancestrales, como el Entroido.  Es un firme defensor de que Cervantes nació en 1549 (no en 1547) y en la entonces tierra ourensana de Sanabria, y no en Alcalá de Henares. “Por muy raro e insospechado que pueda parecer, no se puede entender la personalidad de Miguel de Cervantes ni su obra sin tener en cuenta las tierras de Ourense en el siglo XVII. Es clave para entenderlo”. 

¿Qué  ha descubierto para hacer una afirmación tan categórica?

Es un tema trascendental para los ourensanos y la cultura española. La división provincial data de 1833, y antes no existe formalmente como provincia Ourense. Las tierras ourensanas eran más amplias, abarcaban parte de Sanabria. En el 569, Sanabria era una parroquia que fue entregada a la parroquia de Ourense. Sanabria sigue integrada y ligada a Ourense hasta la división de Javier de Burgos. El Conde de Benavente se consideraba a sí mismo un noble gallego y era señor de las tierras de Viana y El Bollo. Cervantes, con su propia letra, que he estudiado a fondo y es inequívoco, redacta en la ‘Egloga de Virgine Deipara’ que estudia en el antiguo colegio de los Jesuitas del valle de Monterrei, autodenominándose sanabrio. Narra en detalle su viaje desde los oteros de Sanabria a las praderías de Monterrei. En este colegio, de muchísimo prestigio, llegó a haber 1.500 alumnos. 

¿Qué  influencias ourensanas tiene?

En “La Galatea”, la protagonista se casa con un pastor en el valle del Limia. Hay una comedia preciosa, “Pedro de Urdemalas”, donde narra, y esto es importante, las costumbres del Entroido de Laza y de la zona, y lo hace con detalle. La “farrapada”, los foliones o enmascarados nocturnos, la cascabelada del Pingarrón, los peliqueiros y, ya algo común a toda Galicia,  las “almas en pena”. En sus obras, los paisajes son propios del noroeste: retamas, abrojos... O el olivo, cuando Ourense en esa época era la tercera provincia de España en producción de aceite. Apellidos de su obra como Enríquez o Lorenzo; costumbres como el bordado con seda, que se trabajaba en Ourense y Lugo; o incluso los molinos de viento, sí. A la muerte de Cervantes en 1616, en La Mancha solo localicé dos molinos de viento. Sin embargo, eran abundantísimos en el noroeste y el País Vasco, especialmente, en Sanabria y Ourense. El seguimiento de la narración del Quijote deja en evidencia que no se inspira en La Mancha de entonces, que ni conocía bien, mientras que cualquier cita, costumbres, música, episodios o nombres remiten al noroeste. 

¿Resta valor a la partida de nacimiento de Alcalá  de Henares, de 1547?

Había dos Miguel de Cervantes, uno de la familia Cortinas, que eran de Alcalá de Henares, y los Saavedra, que no tienen nada que ver. Es bochornoso que no se haya investigado más a fondo este tema. ¿Cómo es posible que la madre que aparece en la partida de Alcalá, doña Leonor, en 1584 solicite licencia a Argel para rescatar a su hijo, cuando Cervantes llevaba cuatro años en España? Nuestro Cervantes evitaba hablar de dónde era, pero lo hacía por prevención a la no limpieza de sangre.  

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