La creatividad de tres estudiantes ourensanos tiene premio. Son Roque López, del colegio Guillelme Brown; Antía Ollero, del IES As Lagoas y Juan Martín Taboada, de Maristas. El primero fue reconocido como “mejor comunicador” en la feria científica nacional más importante, celebrada en Barcelona. Los otros dos jóvenes fueron premiados por la creación de una cámara “low cost” para visualizar radiaciones y rayos cósmicos.
Roque López cursa 3º de la ESO en el Guillelme Brown y, gracias a su oratoria, el proyecto de su grupo fue premiado en Barcelona con el galardón “Broadcom Masters” a la mejor comunicación en la feria Exporecerca. Y además de defender con nota la iniciativa, el proyecto en sí es meritorio. Roque y sus compañeros investigaron en la creación de perfumes con aceites esenciales. “O equipo indagou en diferentes técnicas coas que se realizaban os perfumes na Antigüidade, desde Exipto, pasando pola Idade Media, ata chegar á actualidade”, explican desde el Parque Tecnológico de Galicia, que es el responsable de las “Aulas Tecnópole” en las que escolares de la provincia desarrollan todo su potencial creativo en diversas áreas de aprendizaje. Además de investigar en química, los chavales del Guillelme Browm lograron, por arrastre de vapor, extraer aceites esenciales de naranja y de mimosa. De hecho, las investigaciones son muy beneficiosas contra esta planta invasora en Galicia. “Tratamos de reducir a presenza da mimosa, búscandolle unha utilidade”, explican desde el proyecto. Además de la mimosa, también indagaron en cómo obtener aceites aromáticos de croqueta con el aceite de este propio alimento. El premio al mejor comunicador le permitirá a este alumno ourensano participar en Estados Unidos en un concurso científico.
Otra iniciativa
Las Aulas Tecnópole también presentaron a la feria Exporecerca el proyecto de Antía Ollero y Juan Martín Taboada. Su cámara de niebla de bajo coste sirve para ver la llamada “radiación ionizante” que, según explican los estudiantes, “emprega xeo seco, placas con semicondutores e disipadores de ordenadores” que, “lograron construír unha cámara por tan só 75 euros, fronte aos miles de euros que custa unha comercial”. Este proyecto se llevó una mención de la American Meteorological Society al mejor trabajo relacionado con las ciencias atmosféricas y el premio de la Real Academia de las Ciencias de Barcelona.
