URBANISMO

La ciudad ingresa 33 millones por el IBI de 134.300 inmuebles

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photo_camera Vista panorámica de la ciudad de Ourense.

El Concello registra el mayor número de construcciones y viviendas por habitante de Galicia

Las administraciones locales tienen en los impuestos de recaudación municipal una de sus principales vías de ingreso, junto con las transferencias estatales y autonómicas. En el caso del Concello de Ourense, el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), el más cuantioso de los tributos, le supondrá este año una cifra cercana a los 33 millones de euros, casi un tercio de su presupuesto total, una cantidad que sale de los más de 134.300 inmuebles que conforman el padrón, de los que alrededor de 5.000 están exentos de pago al tratarse de edificaciones religiosas, centros educativos o edificios destinados a la seguridad ciudana, entre otros.

A los más de 30 millones del IBI urbano, hay que sumar también la recaudación por los inmuebles de naturaleza rústica, que en la ciudad son algo más de 12.500, que representan algo menos de 23.000 euros a las arcas municipales.

La ciudad registra el mayor número de inmuebles urbanos por habitante de las siete ciudades gallegas, con una media de 1,26 por habitante, muy superior a la de Lugo y Santiago de Compostela-0,91-, Pontevedra -0,85-, Ferrol -0,78-, Vigo -0,72- y A Coruña -0,69-.

Según los datos actualizados del mes de julio, de la Dirección General del Catastro, que identifica los diferentes usos de los bienes inmuebles, el Concello es también el que tiene un mayor porcentaje de inmuebles dedicados a uso residencial, rozando los 66.000. El presidente de la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias, Benito Iglesias, explica este fenómeno por la gran cantidad de construcciones que fueron adquiridas entre los años 80 y mediados de la pasada década por los emigrantes ourensanos o incluso gente de otros concellos de la provincia.

"Es rara la familia sin emigrantes. Éstos compraban una vivienda en la ciudad, muchas de ellas están vacías pero eso no quiere decir que no tengan dueño, se compraban como inversión", explica Iglesias. La parálisis en el sector de la construcción no ha impedido que desde el inicio de la crisis, en 2009, haya casi 3.000 inmuebles residenciales más en el Concello.

Otra de las grandes diferencias con el resto de ciudades gallegas se encuentra en los almacenes, que han pasado de los 42.000 de hace siete años a los 48.700, una cifra superior en términos absolutos a los del resto de municipios, incluso los de mayor tamaño como Vigo y a Coruña.

En el lado opuesto, la crisis económica ha provocado la 
desaparición de un 10% de las industrias del Concello en estos años. De los más de 5.500 que había en 2009, se ha pasado en la actualidad a rozar la caída por debajo de los 5.000. "Es una certificación más de que se ha perdido industria, hay muchas naves vacías que se construyeron en serie", explica Iglesias.

Se han mantenido inalterables los inmuebles con uso hostelero -sobre 110-, los comerciales, con un ligero aumento hasta 5.800, o los culturales, deportivos o sanitarios, así como los inmuebles singulares -18- o religiosos -42-.

El suelo vacío, estancado

La caída del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) de 2003 hace cinco años y la consiguiente entrada en vigor del plan de 1986 puso patas arriba el modelo urbanístico de la ciudad. Una de las consecuencias fue la reducción de las parcelas urbanas, que transmiten las estadísticas históricas del catastro, al pasar de 13.761 parcelas en 2011 a 6.835 un año después, en una época en la que el stock de suelo urbano aumentaba en todos los puntos de Galicia.

Desde 2012, las parcelas de suelo vacante apenas se han reducido en algo más de dos centenares. La inseguridad jurídica derivada de la ausencia de Plan Xeral ahuyenta en muchas ocasiones a las inversiones, aunque han repuntado algo las obras de urbanización, según el catastro. Las hectáreas libres en suelo urbano ascienden a 391, un 28,9% del total.

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