Acabamos de conocer los datos de turismo del pasado año y los hoteles de la provincia consiguieron su segundo mejor registro en un ejercicio, alcanzando el máximo en pernoctaciones.
Está claro que Ourense sigue consiguiendo indicadores importantes, como todos los territorios. No nos engañemos, se viaja más que nunca, aunque sean estancias de ciclo corto. La pandemia y sus restricciones ha sido determinante para que el sector tenga ahora más demanda que nunca.
La Ribeira Sacra sigue siendo el referente turístico en la provincia porque la espectacularidad de sus recursos son un activo indiscutible. El vino, la gastronomía en general es lo que más busca el visitante.
La apuesta sigue siendo el termalismo, el factor distintivo, lo que no deja de ser un sarcasmo: de los tres balnearios que tiene la empresa más importante del sector, Caldaria, tiene dos cerrados por parón invernal. La ciudad sigue sin tener balneario, ni se le espera. El termalismo lúdico, el de las pozas, vive uno de sus peores momentos. El de la Diputación sigue en proyecto, pero solo en proyecto. Y el balneario de Baños de Molgas, cerrado y subastado.
Mucho tiene que cambiar todo para que esto sea creíble.
