Pasó lo que pasó

Como el bulevar de los sueños rotos

MANZANEDA 12/06/2021.- Apertura de la estación con actividades. José Paz
photo_camera FOTO: José Paz
Hace ya dos años, ¿recuerdan? Se limpiaron la ropa, llena de espumarajos por los insultos, y vistieron galas de ceremonia para oficiar el bodorrio. Luego de escarceos, se preparan para citarse en el tálamo nupcial.

Era rana, solo el PP vio un príncipe

La corporación municipal ourensana salida de los votos del 26 de mayo del 2019 tomaba posesión el 15 de junio y en esas estamos aún. Bastaron pocos días, ni siguiera los cien de cortesía, para intuir el camino emprendido: los ciudadanos se limitaron a expresar su opción de gobierno y los partidos (o un par de cabecillas) nos metieron sin remedio en el bulevar de los sueños rotos, por donde hasta pasan de largo los terremotos, que diría Sabina. La vulgaridad imperante desde entonces nos tiene postrados ante una rana a la que solo el PP ve como al príncipe Eadric del cuento. Lo que ocurre desde entonces es la consecuencia de una forma perversa de entender la política. Los socios que firmaron el pacto "letal para Ourense", como aventuró Feijoo, lo hicieron sin haberse mudado la ropa, todavía pestilente por los excrementos verbales que se habían tirado desde hacía años. Aquella inmundicia fue presentada como Shumukh, el perfume más caro del mundo. Veníamos de cuatro años en los que los dos grandes, PP y PSOE, consintieron con su inacción que el populismo creciese merced a la chulería, convertida en alternativa de gobierno. Se le llamó valentía a la mala educación y a la falta de respeto, y se le dio crédito a delirios convertidos en programa de gestión en torres de 80 pisos. Llegaba el aire fresco a la corporación y al gobierno de la ciudad, y acabaron siendo unos frescos todos ellos. Se sacaron la foto ante la pintada de "seamos realistas pidamos lo imposible", se creyeron herederos de mayo del 68, pero el romanticismo acabó cuando repararon en que su "ideario" político estaba en el mismo bolsillo que la cartera. Cuando llegaron preguntaron antes por la pasta que por la manera de dar carta de naturaleza a las ocurrencias, que llamaban ideas. Aquellos que venían como bizarros espíritus libres, ajenos a presiones, vírgenes de la estulticia del dinero, llegaron para sacar a la ciudad de las arenas movedizas, pero demostraron que lo suyo era el fango. Solo le queda la lealtad del PP, el valladar que ha encumbrado a Jácome para mantenerse él también en el poder, creyendo así que ambos serán eternos. 

Son como nosotros, no hay más cera

Nada ocurre por casualidad. A los partidos acuden desde hace años gentes de toda condición, muchos desconectados de las terminales sociales. Los sufragios han dado carta de naturaleza a los que iban en una lista. Salvo raras excepciones, paracaidistas sobre un campo minado. Los ciudadanos se limitaron a repartir credenciales, dejando en la urna nombres con poco activo, personas que tenían claro su papel de adormecedores de la gente. No puede extrañar a nadie el silencio porque los que nos representan no son mejores que nosotros. Es más, salen de nuestro propio seno. Las urnas han puesto a un gobierno ya mil veces calificado y a una oposición que se hace la puñeta a sí misma, sin ideas, incapaz de erosionar a un inconcebible gobierno de tres, con 24 valorando las justificaciones para mantener a Jácome, no para relevarle. La encuesta que hoy publica este periódico alude a la necesidad de que PP y PSOE se miren a la cara y pacten siquiera un gobierno de mínimos, pero nadie ahí está por la mirada larga, ya ni por el regate corto. Bien mirado, tampoco tendrían por qué hacerlo, dado el activo en votos de los populares, a juzgar por el sondeo. Un partido aún sin candidato, representado en el Concello por un grupo naíf y dirigido por un senador a tiempo parcial, tiene una sólida grey que le sigue sin rechistar. Para qué experimentos con gaseosa entonces. Los socialistas ya bastante tienen con soportarse a sí mismos y tolerar a quien les conduce, todavía con una "L" gigante en el cristal posterior. De ahí para abajo, minorías sin capacidad de recoger con la fuerza suficiente el eventual descontento social. Todos están ahí por los votos del 2019, que no hay cosa más democrática. A salvo de milagros, serán los mismos que rindan cuentas en el 2023. Uno de ellos se paseará en hormigonera por los barrios soltando cemento para tapar las fochancas gracias a los 62 millones de hoy. Y ya se sabe que no hay nada que guste más que el gris del hormigón. Cuántas papeletas entraron en la urna gracias al cemento.   

Aquí hay al menos dos realidades

Solo se oye la opinión social en las votaciones o en las encuestas. En el interregno es costumbre callar. Aquí hay dos realidades. Una, la sociedad que se eleva y su reino ya no es de Jácome y sus intereses trascienden su política de alcantarilla y no tienen por qué abrir la boca. Otra, la de comerciantes, hosteleros y autónomos que sufren en silencio, como el anuncio de las hemorroides y que sí son víctima de desvaríos locales. Ah, luego está la CEO, con una presidenta que no opina de Jácome. ¿Por qué habría de hacerlo? La suya es ya otra realidad.

La culpa ya no será de la naturaleza

Qué dificil resulta que cuajen los proyectos en esta provincia. Los recursos de Manzaneda son generosos porque la naturaleza siempre lo es. Lo malo es cuando los gestores quieren enmendarle la plana, pasarle la goma de borrar a lo que la tierra ha dado allí para ponerle una firma que acaba siendo un borrón. La Estación de Montaña encara un nuevo proyecto. Solo la sabiduría de sus nuevos gestores y la apuesta de la Administración demostrará qué pasará a partir de ahora. La naturaleza ha hecho allí su trabajo y lo ha hecho muy bien. Ella no tiene culpa ninguna.

El portafotos

VERÍN (CASA DO CONCELLO). 15/06/2019. OURENSE. Pleno de investidura del nuevo alcalde de Verín, Gerardo Seoane, del PSOE. FOTO: ÓSCAR PINAL

Gerardo Seoane Fidalgo es arquitecto y por estas carambolas del destino acabó de alcalde de Verín con las siglas del PSOE como paraguas. En las municipales del 2019 obtuvo 3.495 votos y ocho concejales. Cuatro años antes había conseguido 2.158 sufragios y seis ediles. Gobierna en coalición con el BNG, que obtuvo en los últimos comicios 1.973 votos, que le da cinco concejales. Seoane anduvo por los medios de comunicación esta semana por una costumbre muy arraigada en estas tierras. Resulta que su hija optaba a un puesto de trabajo en el concello y en el examen fue la mejor nota, sin apenas errores en el examen. Gastaremos pocas líneas en defender el cariño paterno filial, que seguro es infinito. Lo es para un albañil, para un abogado, un camarero y lo será, claro, para un alcalde. No todos ellos tienen la misma oportunidad de que sus vástagos tengan un contrato en la Administración, insisto, aunque todos quieran por igual a su prole. A Gerardo se le debe conceder el beneficio de la duda y la presunción de inocencia. Lo que ocurre es que, parece mentira, debiera reparar en que la relación laboral y la familiar desde la posición de alcalde casan mal. Anda que no tienen sitios los políticos para "colocar" a los suyos.

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