Una investigación realizada en diez establecimientos de este tipo por La Región comprobó diferencias en el pesaje de una misma pulsera

La compraventa de oro, un negocio con 'deficiencias' en las balanzas

Una báscula de precisión, perfectamente calibrada, confirmó que el peso de la pulsera e  ra de 7,489 gramos. (Foto: MARTIÑO PINAL)
Misma pulsera de oro de 18 quilates e idéntico discurso en los diez establecimientos especializados en la compraventa de este preciado metal en la ciudad-en un radio de algo menos de un kilómetro- visitados por el diario La Región en el transcurso del miércoles y jueves de esta semana.
El resultado: desde un peso diferente para la misma joya, que varió en más de 1,3 gramos (el gramo cotizó el viernes a 31,89 euros, el marcador de referencia por el que se rige la oferta y la demanda), lo que supone casi un 17% de diferencia, hasta distintas oferta en euros (entre los 150 y los 190). También en tres establecimientos admitieron el regateo u optaron por mejorar la oferta en el momento en el que el cliente esgrimió un 'tengo que pensármelo bien' o 'tengo que consultarlo con la familia'. La respuesta del empresario fue en muchos casos: 'Estás en tu derecho'.

Sin embargo, la mayor desconfianza para el consumidor se genera en el momento en el que se entrega la pieza en cuestión ya que en el 60% de los establecimientos se pasa a través del hueco de una cristalera de seguridad, mientras que otros (40%) optan por recibir a los clientes sin cristal de por medio y la operación tiene lugar en una sala similar a un despacho.

Las comprobaciones son idénticas y apenas llevan unos tres minutos. Examinan la pureza del oro rascando la pieza contra una pizarra, y posteriormente echan una serie de líquidos corrosivos para saber si es oro y los quilates. A continuación, pesan la joya -en el 60% de los establecimientos la báscula no permanecía en un lugar visible para el cliente-, mientras que seguidamente llega la oferta. El 80% optó por plantear una oferta al cliente sin concretar el precio por gramo, una de las irregularidades más frecuente de las que ya alertó en la última semana el Instituto Galego de Consumo en un informe.

La proliferación de este tipo de negocios en la ciudad ha sido imparable desde los últimos cinco años. Según el Instituto Galego de Consumo, la provincia cuenta con 33 establecimientos. De ellos, 26 fueron inspeccionados recientemente por técnicos de este organismo, obteniendo un rotundo suspenso en cuanto a los derechos de los consumidores.


LAS BÁSCULAS

En detalle, y a la vista de las cifras del informe emitido a nivel autonómico, la mayoría comete irregularidades al trabajar con básculas no aptas para transacciones comerciales o el hecho de no exponer el precio de compra del metal por unidad de medida en gramos es otro de los errores más frecuentes (en los negocios visitados ninguno lo exhibía). El informe, que observó la actividad de 137 establecimientos en toda Galicia concluyó que 'un 86% de locales incumple la normativa', lo que podría ser objeto de sanción.

No obstante, la presidenta del Instituto Galego de Consumo, Nava Castro, confirmó que se llevará a cabo una segunda inspección para comprobar 'si se han realizado las mejoras necesarias', y garantizar así, la 'seguridad en las transacciones'.

Sin embargo, y según coincidieron en señalar varias asociaciones de consumidores, pese a no haber reclamaciones formalizadas por particulares, sostienen que los propios clientes son conscientes de las deficiencias que presentan eso negocios en su actividad diaria. Por ello, fuentes oficiales de la Xunta confirmaron que 'el dato de reclamaciones no es significativo, puesto que muchos clientes, pese a detectar irregularidades tras la operación de venta, deciden no reclamar porque no quieren hacerse visibles'.

Tanto la crisis como la urgencia de liquidez de algunos ourensanos para hacer frente a sus gastos diarios, son dos de los motivos por los que cada vez más personas acuden a las empresas de compraventa de oro. En paralelo, son otros, los que encuentran en estos establecimientos una forma de deshacerse de piezas ya pasadas de moda o en desuso.

Te puede interesar