El Concello de Ourense y las asociaciones se baten en un pulso de fuerza

La sala del edificio municipal, vacía tras la retirada del mobiliario.
photo_camera La sala del edificio municipal, vacía tras la retirada del mobiliario. (FOTO: MIGUEL ÁNGEL)
La desocupación de la sala que utilizaba Ponte Canedo desató una cadena de denuncias y sanciones

Cuando este lunes Olga Giráldez llegó a una de las dos salas cedidas -por el exalcalde Jesús Vázquez-  a la asociación vecinal que preside, Ponte Canedo, se encontró con que no quedaba ninguno de los muebles que antes ocupaban la estancia. La desaparición ocurrió ese día por la tarde y la presidenta acudió a denunciar los hechos de inmediato: “Atopeime co local totalmente baleiro, chamei ao alcalde en funcións, Armando Ojea, e díxome que se o levaron sería porque o tiñan que levar”, relata Giráldez. Efectivamente, el gobierno local está tras la retirada de sillas, mesas y mamparas. Afirma que la asociación “estaba ocupando sen autorización un espazo de acceso público, facendo un uso ilexítimo,  causando molestia e pondo en risco a seguridade do resto de usuarios”. Sin embargo, señala que pueden recuperar sus enseres pero que  no se pueden colocar en ese espacio sin autorización. 

 

Además, indica que las sillas y mesas estaban apelotonadas, “ocupando o espazo coma se fose un almacén, mesmo con elementos ancorados no chán” y que en varias ocasiones se le solicitó a la presidencia de Ponte Canedo que los retirasen  para cumplir con la normativa de accesibilidad. El alcalde en funciones, Armando Ojea, explica que “a presidenta desta asociación fixo caso omiso a estas instrucións, ignorando os informes de riscos laborais, de bombeiros, de policía así como numerosas queixas de usuarios da biblioteca municipal e funcionarios do Concello que traballan nestas instalacións”, razón por la que retiraron ese material y lo llevaron a dependencias municipales. Además, barajan establecer algún tipo de sanción por esta “ocupación”. 

Según Olga Giráldez “ninguén nos avisou”. Ni por vía telemática ni presencial. “Esto é unha apropiación indebida, o local é do Concello pero o temos asignado nós, ademais de que o material é noso. Nunca foi legal o que fixeron”, manifiesta la presidenta de Ponte Canedo. Cree que es un intento de “derribar ás asociacións”.  “Durante o primeiro ano de mandato non dixeron nada, viñan ás ceas  ou ao magosto en representación de Democracia Ourensana”, dice.

La asociación cuenta -o contaba- cos dos salas, una en la que hacían actividades físicas (que permanece intacta) y la recientemente vaciada, en la que realizaban clases de informática, pero la presidenta declara que “xamais estivemos nun sitio que non nos correspondera”.

Una lucha común

“Nesta loita estamos todos”, sentencia Giráldez. Lorinda Fernández, la presidenta de la Agrupación Miño -que engloba varias asociaciones- concuerda y valora que “esta situación no tiene nombre, el Concello nos tiene inquina”. Para ellos esta muestra de fuerza supone un antes y un después, pese a que amenazan con sancionar a Ponte Canedo “las asociaciones de vecinos estaremos mucho más unidas que nunca, esto solo es la punta del iceberg. Uno de los ataques a los que hacemos este trabajo sin ánimo de lucro, está claro que sin nosotros los barrios estarían abandonados”. Además, el viernes irán a pleno porque, presienten, “o Concello quere dinamitar o movemento veciñal”. 

Desde la Federación Limiar, su presidente Manuel Mosquera, señala que “si hay una protesta, nosotros les apoyaremos”.

La biblioteca de A Ponte reclama espacio y silencio

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Las trabajadoras de la biblioteca Municipal de A Ponte, cuya entrada colinda con el espacio conflictivo, también se posicionan en contra de la utilización del espacio por Ponte Canedo. “Esto no fue un desmantelamiento, ellos tienen su espacio, no debería obstaculizar que en su momento Jesús Vázquez decidiese darles más quitándoselo a la biblioteca”, explica una bibliotecaria. Señala que ese espacio era la sala de lectura del centro  y tras cedérselo a la asociación, se daban situaciones como “los adultos leyendo la prensa en la sala infantil y otras personas estudiando”. 

Además afirman que “nos montaron una barricada en la entrada obstaculizando el paso. ¿Cómo puede ser normal que porque alguien diga que es su espacio, haya una obstaculización y no dejen espacio para otro servicio?”, se cuestionan. 

Creen que la asociación vecinal erigió como dueña de ese espacio de forma ilegítima. “En su momento también hicieron gimnasia en el pasillo y ponían la música a todo volumen, sabiendo que están al lado de una biblioteca, hay cosas que no se pueden permitir en un edificio municipal”, manifiesta una bibliotecaria.

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