INFRAESTRUCTURAS

Los concellos asumen la legalización de velatorios ante la presión vecinal

photo_camera El velatorio de Dacón (Maside), en el que fueron acometidas obras para poder ser utilizado.

Medio centenar de instalaciones fueron reformadas en la provincia después de que los funerarios se negarán a utilizarlas 

Numerosos concellos de la provincia han tenido que asumir la legalización de los velatorios que las empresas funerarias se negaron a utilizar por temor a ser sancionadas  por la Consellería de Sanidade.  Los gobiernos municipales  acometieron las reformas precisas ante la presión y quejas de los vecinos, que se negaban a velar a sus seres queridos en las instalaciones oficiales, la mayoría situadas en las cabeceras de comarca, a varios kilómetros del domicilio de la persona fallecida.

Este es el caso de Maside, donde fueron legalizados y están funcionando de nuevo tres velatorios. "As obras foron asumidas na súa totalidad polas arcas municipais", explica el alcalde, Celso Fernández, recordando que el coste requirió una inversión de 24.000 euros. 

Los funerarios se negaron a utilizar este tipo de instalaciones a principios de este año después de que Sanidade abriera tres expedientes sancionadores, dos a empresas fúnebres y el otro a un concello. Un particular denunció a finales del 2015, que los velatorios no cumplían los requisitos establecidos en el "decreto de policía sanitaria mortuoria". Entonces, la Administración autonómica no facilitó datos sobre la cuantía de las sanciones, ni tampoco el nombre de las empresas ni el concello afectado.

La negativa de los funerarios desencadenó las quejas de los vecinos, que habían acondicionado velatorios, parte de ellos en antiguas escuelas, centros sociales e incluso casas rectorales. 

Instalaciones oficiales

Los empresarios proponían velar los fallecidos en las instalaciones oficiales, pero esta solución no resultó efectiva. Al menos, así se desprende de los datos que maneja la Xunta, que en los últimos seis meses legalizó 50 velatorios en los municipios de  Carballiño, Cea, Maside, Boborás, Monterrei, Trasmiras, Rairiz de Veiga, Celanova y Cartelle. Hay otros en los que aún no se hicieron obras -caso de Cualedro o Xinzo-, pero los concellos ya presentaron el correspondiente proyecto con el objetivo de iniciar los trabajos en lo que resta de año. 
En este caso, según los alcaldes, Luciano Rivera y Antonio Pérez,   respectivamente, los trabajos serán realizados en colaboración con asociaciones de montes. Pero no son los únicos. En San Amaro, los trabajos fueron costeados por los vecinos.

En la actualidad, las empresas funerarias están utilizando todas las instalaciones que hay para velar muertos en la provincia. Eso sí, los empresarios, antes de instalar capilla ardiente alguna, se aseguran de que toda la documentación está en regla o, al menos, que el concello afectado tiene presentado el proyecto de mejoras ante la Xunta. En este caso, son las entidades locales las que asumen la responsabilidad ante cualquier denuncia o incoación de expediente por incumplir la normativa. Una vez realizadas las obras, los técnicos las revisan, dando un mes de plazo para corregir cualquier fallo.

Sala con frío y aislada y baño para discapacitados

Una amplia mayoría de los velatorios quedaron legalizados tras  aislar la sala en la que se instala la capilla ardiente. En esta dependencia, según contempla la normativa, también debe estar instalado un aparato que genere frío, manteniendo  la temperatura entre los tres y cuatro grados centígrados. La mayoría de las instalaciones también carecía de rampas de acceso y cuartos de baños para personas con movilidad reducida
La negativa de las empresas funerarias y las sanciones impuestas, generaron tal polémica que, en la actualidad, ni alcaldes ni vecinos afectados hablan abiertamente de las reformas acometidas para la posterior legalización. Y mucho menos los directivos de las funerarias, en las que hay diversas opiniones sobre el tema. Una parte, considera que la utilización de los velatorios del medio rural les  beneficia, porque  ahorran costes de desplazamiento al no tener que trasladar al fallecido a sus instalaciones y volverlo a llevar para el entierro. Otros dicen lo contrario, que les perjudica y resta clientes en sus instalaciones fúnebres.

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