José Manuel Sobrino se vio forzado por la presión vecinal a renunciar a su cargo de sacerdote en la parroquia de Baños de Molgas en agosto de 2006, después de que los vecinos se movilizasen para pedir su marcha por un conflicto que se originó a raíz de la organización de un funeral, ya que supuestamente el cura se habría negado a oficiar una misa de exequias a mediados de ese mes.
Al parecer, debido a este incidente, el párroco fue agredido por un feligrés y las desavenencias entre el sacerdote y los devotos no hicieron entonces más que incrementarse. Los vecinos de Baños de Molgas recaudaron dinero para hacer frente a la multa por la agresión al cura, además de organizar concentraciones de apoyo al supuesto autor de la reyerta.
MANIFESTACIÓN
Días más tarde, el 24 de agosto, las calles de Molgas acogieron una multitudinaria manifestación en la que los feligreses de la localidad pidieron el traslado del sacerdote, además de emprender una recogida de firmas que avalase su demanda. Lo acusaban de 'vender propiedades del clero', de 'actitudes despóticas' y de 'creerse el único dueño de la iglesia, abriendo y cerrando las dependencias a su capricho'.
Las desavenencias con Sobrino, que acabó renunciando por iniciativa propia a su cargo en la parroquia ese mismo mes, no terminaron ahí. Los feligreses pidieron al Obispado de Ourense que investigase las cuentas de la parroquia porque entendían que era preciso 'hacer un inventario de los objetos y bienes'.
MANIFESTACIÓN
Días más tarde, el 24 de agosto, las calles de Molgas acogieron una multitudinaria manifestación en la que los feligreses de la localidad pidieron el traslado del sacerdote, además de emprender una recogida de firmas que avalase su demanda. Lo acusaban de 'vender propiedades del clero', de 'actitudes despóticas' y de 'creerse el único dueño de la iglesia, abriendo y cerrando las dependencias a su capricho'.
Las desavenencias con Sobrino, que acabó renunciando por iniciativa propia a su cargo en la parroquia ese mismo mes, no terminaron ahí. Los feligreses pidieron al Obispado de Ourense que investigase las cuentas de la parroquia porque entendían que era preciso 'hacer un inventario de los objetos y bienes'.
