ENTREVISTA

"Cualquier persona que quiera venir a trabajar a España es siempre bienvenida"

Inspector Jacinto Bermejo.
photo_camera Jacinto Bermejo, en su despacho.

En la brigada que dirige desde la Comisaría de Ourense, integrada por ocho agentes, tramitan expedientes de expulsión, controlan documentación pero también dedican mucho tiempo a investigar a las redes de inmigración ilegal y trata de seres humanos

El inspector jefe Bermejo conoce bien la realidad de los inmigrantes aunque en este destino no vea  a las pateras sobre el Miño -es oriundo de Jerez de la Frontera (Cádiz)-. En la brigada que dirige desde la Comisaría de Ourense, integrada por ocho agentes, tramitan expedientes de expulsión, controlan documentación pero también dedican mucho tiempo a investigar a las redes de inmigración ilegal y trata de seres humanos.

¿Esta provincia tiene capacidad para absorber a todos los extranjeros que le llegan?

Cualquier persona que quiera venir a trabajar a España es bienvenida siempre, sin ningún género de dudas. Hay que estar encima de los que no quieren trabajar.

¿Y los menores extranjeros no acompañados de adultos (los “menas")? ¿Un drama más de la inmigración?

Son objeto de una protección especial. Son inexpulsables de inicio. La Xunta, en Galicia, es la que les brinda protección en centros de menores como A Carballeira. Están allí hasta su mayoría de edad. Los "menas" son presas fácil para la mafias y hay que estar muy pendientes, con controles exhaustivos, y localizarlos cuando se escapan. Aquí no crean problemas de delincuencia como en las grandes ciudades.

¿La prostitución en pisos está complicando los controles?

La prostitución que de forma tradicional estaba en clubes de alterne, cuya actividad ha bajado muchísimo, se está desplazando a los pisos y a contactos a través de internet. El control para ver la situación administrativa disminuye y lo tenemos que hacer a través de la Abogacía del Estado para que el juzgado autorice la entrada. En Ourense, tuvimos hace unos días el tercer caso concedido en España. Y queremos seguir en esta línea. Es una vía que estamos empezando abrir para el control administrativo, pero también para detectar posibles delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual porque en los pisos se nos puede sustraer la posibilidad de luchar contra esas mafias sin escrúpulos, violentas, que dejan a la mujer en una situación muy vulnerable. Los últimos grupos de trata desarticulados en Galicia han sido en pisos -en Ferrol incluso había una menor-. 

¿Cómo operan estas mafias?

Todas son muy crueles, con sus particularidades propias en la forma de control, aunque la clave común es la violencia que ejercen sobre las mujeres. Las mafias que explotan a sudamericanas engañan con promesas de empleo falsas y al llegar les retiran el pasaporte . Las dejan sin documentación y con una deuda. A las subsaharianas las controlan con el rito del vudú y las mafias de los países del Este emplean la violencia física pura y dura.

¿Hay constancia de su actividad en Ourense?

Ahora no. Hubo casos como el que se ha dilucidado en la Audiencia de Sevilla; el caso de Verín que generó detenciones en Valencia y Alicante... Son investigaciones que suelen acabar con ramificaciones a nivel nacional. Hacen falta investigaciones arduas, con técnicas invasivas que necesitan tiempo.

¿Hay buena sintonía con otras instituciones y entidades?

Me ha sorprendido mucho la gran colaboración que hay con las instituciones, porque la extranjería es multidisciplinar. Abogacía del Estado, Subdelegación del Gobierno, oenegés como Cáritas, Inspección de Trabajo, la fiscal de Extranjería, Pilar Manso, los juzgados contenciosos... son impresionantes.

Te puede interesar