A las operaciones policiales se les pone nombre cuando se van a prolongar en el tiempo y comportan cierta complejidad para los investigadores; a veces es suficiente una palabra en argot

La delincuencia organizada pasa por una pila bautismal

Avellana, Presa, Xares, Rojas, Repartidor , Fabiola, Iris, Olimpo, Remendón... Son nombres propios cifrados, con significados en clave, a los que recurren las fuerzas de seguridad a la hora de bautizar una operación policial que reviste cierta envergadura. Normalmente, conllevan meses de investigación y gravitan en torno a varios criminales. Una trama delincuencial.
Los agentes que asumen estas operaciones no se inspiran en el socorrido santoral. Tampoco en la mitología ,la serie televisiva del momento o al bestseller 'El mago de los nombres de bebé', tal como hacen muchos padres primerizos . Su elección es más práctica. Menos rumiada.'Nos basamos en dos criterios fundamentales, la sencillez y la sobriedad', asegura Fernando González, máximo responsable de la Central Operativa de Servicios (COS) de la Comandancia de Ourense· Y nada de denominaciones compuestas que compliquen el atestado. 'Una palabra a los sumo, nada de alegorías', añade.

Ahora bien, el bautizo de la criminalidad no puede implicar discriminación por sexo, raza o procedencia, aunque los aludidos no sobrepasen el ámbito de actuación de un cuartel, jefatura o comisaría. Y están expresamente prohibidos los alias vejatorios, comentan fuentes policiales.
La elección del apelativo se hace desde el primer momento en que comienza la investigación y promete dar quebraderos de cabeza por su complejidad. Una simple palabra en argot puede dar en el clavo.

Así ocurrió, por ejemplo, en la llamada Operación Espingarda contra una red de tráfico de armas en Ourense (Xinzo-Verín), Portugal y Castilla y León, en la que figuran once procesados y cientos de páginas de instrucción judicial. 'Esa es la denominación coloquial que se le daban a las escopetas en determinadas zonas de España y Portugal, sobre todo en la raia', explica González. Un nombre, Espingarda, que resumía un proceso encaminado a desmantelar a una trama dedicada a la venta y manipulación de armas de fuego.

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Nombres en latín, fácilmente identificables, sinónimos, antónimos sencillos relacionados con el delito son otra de las fuentes de inspiración de los padres de la criatura.

En muchas ocasiones, suelen estar relacionados con la persona sobre la que recaen todas las sospechas. Dentro de la Operación Rojas se escogió, por ejemplo, el apellido del cabecilla de la red de traficantes. En la Xares , el apodo de uno de los procesados, oriundo de O Barco, que finalmente fue absuelto por la Audiencia provincial.

También figuran alusiones geográficas. Esto último ocurrió en la ciudad con muchas de sus operaciones antidroga en el barrio de Covadonga, uno de los puntos calientes en cuanto al tráfico de estupefacientes. La Policía Judicial recurrió a las calles de esa barriada: Júpiter, Neptuno o acepciones relacionadas -Olimpo y Planeta-.

Pero aunque haya unas directrices comunes, existen las consabidas excepciones. La Operación Aguja-Domus (por el asalto a un pizarrero en su casa de O Barco el pasado año) fue bautizada con un nombre compuesto ya que en un momento se cruzó en la investigación la venta de un reloj (aguja) en Barcelona.

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