Comunidades como la de las Clarisas de Vilar de Astrés sólo se renuevan con novicias de Sudamérica y el envejecimiento es generalizado

'Hay descensos pero no nuevos ingresos' en las congregaciones religiosas ourensanas

Un monje de Oseira, en una de las salas del monasterio. (Foto: MARTIÑO PINAL)
El envejecimiento y la falta de relevo generacional amenazan con pasar factura a muchas de las congregaciones religiosas afincadas en Ourense, como ya ha hecho con las Siervas de María -que pasaron de 20 a sólo ocho religiosas y deben cerrar su casa de Curros Enríquez para reubicar a las hermanas en otras sedes de la orden-.
Otras ya han notado el descenso en el número de componentes de la comunidad, es el caso de las Clarisas de Vilar de Astrés, que han visto como 'en un año y dos meses han muerto cuatro hermanas', explica sor Mari Ángeles, 'y la última incorporación, procedente de Ecuador, se remonta a hace cinco años'. Como otras muchas comunidades religiosas, ésta hace compatibles sus labores en la huerta o el bordado con su dedicación a la oración. 'Ha descendido el número de trabajos de bordado, pero tenemos lo suficiente para vivir', señala sor Mari Ángeles.

Los monjes de Oseira forman una de las comunidades de referencia en la provincia. Pertenecientes a la Orden Cisterciense, se ocupan del mantenimiento del monasterio de Oseira, el Escorial gallego, una labor que entraña enormes dificultades para una comunidad envejecida. En los últimos cinco años han pasado por el monasterio varios aspirantes a monjes, pero tan sólo dos se han quedado. La falta de relevo generacional es una de las preocupaciones de la comunidad, que dedica la oración de la tarde del miércoles a pedir más vocaciones.

La comunidad de Oseira cuenta con 14 miembros, que mantienen como pueden el cenobio. Reconocen que la crisis ha reducido la inversión de la Xunta para el mantenimiento del edificio, que necesita sobre todo reparaciones en el tejado, ya que 'el coste de esa obra sobrepasa nuestras posibilidades', según indica uno de los monjes.

Su principal fuente de ingresos procede de los visitantes y la venta de licores, su famoso eucaliptine, que recientemente han complementado con otro tipo de bebidas, además de las pastas artesanales y artículos procedentes de otros monasterios. La hospedería también contribuye, aunque en menor medida, al mantenimiento de la economía de esta gran familia de religiosos. Recientemente se han embarcado en un nuevo proyecto que consiste en la cría de vacuno destinada a la producción de carne.

En otra de las comunidades provinciales, el padre Enrique Mourille, de los Franciscanos de Ourense, reconoce que 'hay decesos, pero no nuevos ingresos' en la congregación, que cuenta con cinco miembros. Un descenso, el de las vocaciones, que confirma también Eladio Gómez, rector del Santuario de los Paúles. 'Es evidente el descenso de personas interesadas en formar parte de las congregaciones. ¿Qué influye? El ambiente, la baja natalidad, la descristianización de las familias...', explica.

Pero no se reducen al relevo generacional los problemas de los religiosos en Ourense. Las hermanas de los Ancianos Desamparados de Verín regentan la residencia de Santa María. Son 15 monjas, a las que, según la directora, Sor María Teresa Barreira, les está afectando mucho la crisis. 'No tenemos ninguna ayuda de la Administración', asegura, añadiendo que subsisten con la gestión del geriátrico y las aportaciones de los fieles, 'que han descendido mucho debido a la crisis', explica. Crisis y descenso de vocaciones, son la espada de damocles sobre las congregaciones religiosas en la provincia.

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