Declaró ante el juez que había bebido y quería quemar los flecos de un sofá

El detenido por incendiar su casa quedó en libertad

La casa quedó totalmente calcinada por el fuego y sin techumbre. (Foto: J. BARROS)
El detenido por prender fuego a su propia casa en el barrio de Montealegre, en la ciudad, José Luis P.D., de 47 años, quedó ayer en libertad tras comparecer ante el juzgado de guardia, en donde fue interrogado por espacio de más de media hora. El arrestado, que fue detenido por los agentes como presunto autor del incendio que destruyó el inmueble de planta baja emplazado en el número 4 de la calle Carrabouxo, aseguró ante el juez que no tenía intención de quemar la casa.
Para reforzar tal argumento explicó que había estado bebiendo alcohol junto a un familiar hasta altas horas de la madrugada y que, en estado ebrio, quemó unos flecos de un sofá. Fue entonces, antes de las ocho de la madrugada, cuando se produjo un fuego que, finalmente, dejó inservible la vivienda, propiedad de dos hermanos más (tres en total).

Durante la mañana de ayer, mientras el detenido pasaba a disposición judicial, dos familiares de José Luis P.D. acudieron a las dependencias del Pazo de Xustiza, en donde aguardaron para ver al arrestado. 'Non sei que lle puido pasar pola cabeza', comentaban, al tiempo que reclamaban a la prensa que no tomasen fotografías de José Luis P.D., 'pola dignidade da familia'.

El incendio se declaró pasadas las tres de la madrugada en la vivienda, cuando, al parecer, se encontraba solo. En la declaración que efectuó ante los agentes, precisó que había discutido con un familiar y reconoció su implicación en el fuego que había destruido por completo la casa.

La virulencia de las llamas hizo que la esta quedase arrasada en poco tiempo y que provocase miedo entre los vecinos de inmuebles próximos, que temían que pudiesen estallar bombonas de la vivienda siniestrada y propagar el fuego a otras próximas.

Hasta el lugar del suceso acudieron dos dotaciones de los bomberos de Ourense, que trabajaron en la zona durante dos horas -desde las tres a las cinco de la madrugada-, al complicarse las labores de extinción por ser la zona de difícil acceso.

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