Devoción desbordada por Fátima

La procesión de Fátima es, cada año, el evento más multitudinario de la ciudad, y, tras dos años sin celebrarse, este no iba a ser la excepción. Miles de ourensanos salieron a la calle bajo un mismo sentimiento: la fe y la devoción por la virgen.

Miles de personas colapsaron ayer por la noche las calles de la ciudad unidos por el mismo sentimiento: la devoción por la virgen de Fátima. La luz de las velas que portaba la comitiva iluminaba el itinerario, que partió desde el templo de O Couto para llegar a la Catedral de San Martiño. La virgen, gallarda en su carroza, presidió el que, cada año, es el evento más multitudinario de la ciudad. Desde última hora de la tarde, la iglesia de Fátima acogía a los vecinos que querían ver la carroza de la imagen antes del inicio de la procesión. A las puertas del templo, numerosas mesas en las que comprar velas, aunque muchos son los ourensanos que prefirieron traérselas de casa. A falta de poco más de media hora para el inicio del recorrido, en la calle Ervedelo, cortada al tráfico por la Policía Local, no entraba ya ni un alfiler.

Frente a Fátima, marcando el paso, tres pequeños que representaban a los tres pastorcillos, Jacinta, Lucía y Francisco -los tres niños portugueses que afirmaron ver a la Virgen en la Cova da Iria, en Portugal, en 1917-. Además, la vuelta de la procesión también significó el regreso de la tradicional lluvia de pétalos desde los balcones al paso de las imágenes.

La carroza de la virgen

La carroza en la que la imagen de la virgen de Fátima procesiona por las calles de la ciudad sorprende a propios y a extraños. Decorada con las flores ofrecidas en la Misa de las Madres del pasado jueves, son los vecinos del barrio de O Couto los que, de forma altruista, deciden dedicar una parte de su tiempo a conformar este espectacular paso. Manolo Losada lleva 30 años colaborando con todos los eventos de la novena de Fátima por “un profundo sentimento”. Y esto no es algo que atañe solo a unos pocos, ya que Losada indica que “entre todos os actos, colaboramos máis de cen persoas”. Ayer por la tarde, eran muchos los que se acercaban a colocar a mano los “máis de 30.000 caraveis” que conforman este jardín floral.

Inés Lage es, como florista jubilada, la encargada de conformar y dar orden a todas estas flores. Movida por la fe, confiesa que “poder estar aquí, a los pies de la virgen, es lo más grande, además de toda la emoción que supone poder presenciar después la procesión”. “El objetivo es que la gente vea que esta es la virgen de las flores, porque todo el mundo quiere ofrecérselas”, cuenta. Otra devota, Cristina Álvarez, es otra de las habituales en los últimos años. Como para tantos otros, la virgen de Fátima es “todo” para ella, tanto que, sin dudar, se acercó a colaborar con sus vecinos nada más salir de su trabajo.

Así, la vuelta tras la pandemia de la procesión de Fátima fue una muestra de la fe desbordada que se profesa, ya no solo en el barrio de O Couto, sino en toda la ciudad, por la virgen de Fátima.

Te puede interesar