REPORTAJE

Diego y Fabiola, dos compañeros de pasarela

Ourense. 28-05-2016. Diego San Miguel y su perro. Paz
photo_camera Diego Sanmiguel con su dogo de Burdeos, Fabiola de Lourevila.

La compenetración entre Diego Sanmiguel y Fabiola de Lourevila, una hembra de la raza dogo de Burdeos, cuando salen a competir es especial. Juntos consiguieron el 2º puesto en Les Andelys, Francia, la cuna de esta raza.

Diego Sanmiguel y Fabiola de Lourevila son inseparables. Se conocieron hace apenas un año y desde entonces se han convertido en compañeros de por vida y de aventuras. Él tiene 12 años y ella, un dogo Burdeos, 16 meses. Juntos viajaron a Madrid, Valladolid, Oporto y Fafe para participar en prestigiosos concursos caninos. Nunca se vinieron con las manos vacías para Ourense ya que siempre consiguieron la calificación máxima, excelente, y quedaron entre los tres primeros clasificados en las exposiciones a las que se presentaron. 

Una de las experiencias más emocionantes que vivió este gran equipo fue en agosto del año pasado en Les Andelys, Francia, durante el certamen nacional e internacional D' elevage du dogue de Burdeos. Allí se concentraban los mejores dogos del mundo (350 canes de esta raza de 37 nacionalidades) y Diego quería salir a ring -a competir- con Fabiola. Era su regalo de fin de curso. "Díxenlle aos meus pais que me gustaría ir se aprobaba tódalas asignaturas con boa nota e así foi", explicó el joven, que recuerda como su padre le intentó mentalizar para que no se ilusionase con conseguir una buena posición. "Díxome que quedaríamos de cuartos pero eu confiei na miña cadela e quedamos de segundos", añadió.

El mérito de este joven va más allá ya que es el único menor de edad que participa con perros tipo moloso, especialmente dificultoso para un niño de 12 años por su peso. Y es que Fabiola de Lourevila pesa 52 kilos y mide de alto 62 centímetros. Su preparador, lo que en el argot se denomina "handler", la define como una perra "cariñosa, tranquila, con  personalidade e protectora". Precisamente, el instinto protector de Fabiola hacia el joven es su prioridad. Juntos presumen de alcanzar una compenetración perfecta en movimiento y figuras durante el ring, "no que a cadela tense que deixar examinar por un xuiz e posar correctamente acadando un equilibrio mental xa que non pode amosar signos de agresividade nin medo", indicó Diego, que es muy supersticioso. "Teño un collar e unha correa que utilizo exclusivamente para cando compito", explicó. Un accesorio que, por cierto, el joven compró con sus ahorros. De hecho, no solo se preocupa de sacarla a pasear o de entrenar para las exposiciones caninas. Está tan involucrado con su mejor amiga que no duda en ahorrar para comprarle lo que necesita. El joven solo tiene palabras de elogio para su compañera de cuatro patas, su mejor amiga, sin que se celen sus compañeros de Maristas. 

De mayor quiere ser veterinario y continuar con su afición por el mundo del perro. De hecho, su pasión no ha dejado de crecer desde que en el año 2014 debutó en Santiago con otro dogo de Burdeos, Cleopatra, que falleció después de un atropello. Fabiola pronto llegó a su vida gracias a los criadores Óscar Loureiro (dueño de la madre de Fabiola) y David Lusquiños (propietario del padre). Desde hace dos meses, el joven recibe un curso sobre psicología canina y, tras los éxitos obtenidos en la exposición internacional de Madrid de mayo de 2016 (3º puesto) o en la monográfica de molosos de arena de Valladolid de febrero (1º puesto), toca descansar hasta septiembre. 

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