DO y PP incumplen casi todas las “líneas rojas” que fijaron para pactar

Las líneas rojas fijadas a finales de junio por Democracia Ourensana y PP para que ambos partidos volviesen a gobernar juntos el Concello de Ourense (su alianza se había roto en septiembre de 2020 después de las acusaciones lanzadas al alcalde, Gonzalo Jácome, por la mayoría de ediles de su partido) hacen aguas a punto de cumplirse ocho meses de su reconciliación, en un contexto además de escalada verbal y de tensión entre ambos socios, con episodios surrealistas como el plante de los populares junto a la oposición en el último pleno. El intercambio de misivas realizado por ambas formaciones el pasado 21 de junio, apenas cuatro días antes de que sellasen el acuerdo, presentaban una decena de compromisos (cinco por partido) de los que se han incumplido prácticamente todos, dado que solo uno que pedía DO al PP se ha activado desde entonces, la decisión de la Xunta de construir una nueva sede administrativa que unificase todos sus servicios, algo que el Gobierno gallego hará en As Lagoas. A JÁCOME El PP, que justificaba su decisión de revertir su adiós al gobierno en aras de la “estabilidad institucional”, entendía que un nuevo pacto con DO pasaba por que Jácome asumiera compromisos clave para los populares que, sin embargo, no solo no han sido atendidos, sino que algunos de ellos han generado polémicas entre los socios de gobierno. Es el caso, por ejemplo, de la potenciación del termalismo, con unas pozas públicas que continúan cerradas y cuya gestión enfrentó a Jácome con la portavoz del PP, Flora Moure, después de que el regidor se inmiscuyese en la gestión del departamento. Tampoco se conocen los avances reseñables para aprobar el Plan Xeral de Ordenación Municipal que pedía el PP, que se encontró con críticas de Jácome al equipo redactor del documento. Por otro lado, la petición de los populares de un blindaje de las políticas sociales no tuvo tampoco correspondencia en la macromodificación de crédito de 62 millones, ya que solo el 2% se dedicaba a esa área. No se han desbloqueado tampoco las ayudas al tejido empresarial y asociativo, mientras que han continuado los ataques a la cultura por parte de Jácome, que culminó también su amenaza de cerrar el Museo Municipal, pese a que el PP pedía blindarlo en aquella carta. Por último, los populares le reclamaban a Jácome “dignificar la vida pública en lo referido al trato dispensado a empleados del Concello y trabajadores de medios de comunicación”. La realidad es que el alcalde ha seguido todos estos meses atacando a miembros de ambos colectivos. AL PP Con solo dos concejales más en su gobierno desde septiembre de 2020 a junio de 2021, Jácome decidía lanzar un SOS para pedir al PP formalmente su regreso al gobierno local, aunque eso sí, planteaba que estos se comprometiesen a mediar ante la Xunta para desbloquear lo que entendía como “compromisos vitales” para la ciudad, aunque más allá de la apuesta de la administración autonómica por construir una nueva sede, no se conocen avances significativos. El regidor planteaba en su misiva la necesidad de que la Xunta transfiriese calles titularidad autonómica tras una reforma integral (más allá de la obra de Marcelo Macías ya comprometida con anterioridad no hay otros proyectos en marcha), un plan de choque para el Casco Vello (cuyo estado no ha hecho más que agravarse en los últimos tiempos por la proliferación de pintadas e incidentes nocturnos), el apoyo de la Xunta a un centro de Inteligencia Artificial al que el propio Jácome “borró” el nombre y un convenio con la administración autonómica para construir lo antes posible el parque acuático termal en el campo de la Feira. Por ahora, el paso del tiempo parece haber convertido en papel mojado esas líneas maestras sobre las que PP y DO construyeron la reedición de una coalición en la que no han dejado de saltar chispas, pero que según los protagonistas no corre riesgo de venirse abajo.