La educación en los tiempos del covid

Al inicio de este extraño periodo comenté en un grupo de WhatsApp, todos profesores, que la educación del futuro ya estaba aquí. En realidad ya llevaba una temporada con nosotros, en realidad los recursos estaban, en realidad solo no estamos nosotros, los profes, los alumnos, los padres y las administraciones educativas. El panorama que se nos presenta fuerza inequívocamente a un nuevo planteamiento pedagógico, a un planteamiento para el que no estamos preparados, y del que no tenemos experiencia, es nuevo. Esto va a ser la mayor revolución que hayamos vivido como sociedad. Muchos van decir “ya está el agorero”, lo mismo decían con las mascarillas, con los emails y con las redes sociales.. Desde mi punto vista, nos enfrentamos a un reto que marcará las nuevas clases sociales y relaciones tanto personales como profesionales en los próximos años; digo más, en las próximas generaciones. La manera de interpretar la información y el uso que se haga de la misma, debe ser el caballo de batalla. La lectura, los idiomas, la organización del conocimiento, el lenguaje visual, plástico, la música, el abstracto lenguaje matemático, programación, la ciencia en general.. Aprovechar para iniciar la práctica diaria de ejercicio físico. Y de esta manera tener generaciones con capacidad de decisión y sanas. La necesidad de la adaptación de los currículos es esencial en este periodo, así como el empleo de de herramientas tecnológicas que sirva de base hacia un nuevo paradigma de pensamiento. Si, el uso de la tecnología cambia la forma de pensar y en la pensamos. Y sí, la tecnología nos permite individualizar la práctica pedagógica (no pocos lo estábamos deseando). La próxima barrera social será la educación, a lo mejor lo fué siempre, tanto en la urbanidad como en los conocimientos. Vivimos en una sociedad aplastada por el exceso de información y eso debe hacernos reflexionar sobre el sentido de la nueva pedagogía. Querida comunidad educativa, no sirve de nada mandar tareas a casa, mantener 4 o 5 horas al alumno delante una pantalla (en el mejor de los casos de ordenador) , no sirve de nada no tener horarios, no es producente la realización en solitario de los ejercicios,o con la supervisión de un progenitor que a lo mejor sabe tanto o menos que el alumno desde una triste pantalla de 5 pulgadas lcd. Perdimos la oportunidad de ver a nuestros alumnos expresarse, de fomentar su creatividad, que explorasen las bondades de las nuevas tecnologías y potenciaran así sus talentos. En cambio hemos convertido el confinamiento en una suerte de Gulag donde se suceden labores paternas, con gritos, enfados e imposibilidad de concentrarse. Reflexionemos por favor. Los hemos quemado antes de empezar. Ojo, que lo peor está por venir en las próximas semanas y meses. La falta de norte, en quien debe tomar las riendas (Ministerios y Consellería), convierte todo en un absoluto despropósito, y están dejando las decisiones en manos del profesorado. Un profesorado que se tuvo que reinventar en dos días, 48 horas, y con sus medios y recursos personales (propios móviles, conexión a internet, ordenadores, cámaras...), una nueva forma de continuar con la formación, un profesorado temeroso de hacer las cosas mal, porque es consciente de lo trascendental de su trabajo. A ese profesorado se le va a pedir que pongan sus intuiciones y buena voluntad sobre un papel, para que las administraciones puedan emplearlo como bayeta y limpiar su nombre después de este desastre. Y a todo esto sin saber o tener directrices serias, sin estar formados, y lo que es peor sin expectativas de que esto suceda, en una consellería tecnológicamente desfasada y desnortada, junto a un ministerio que está falto de ideas. Después escucharemos decir que no estaban preparados, que esto es una catástrofe mundial. Caramba... dos meses sin saber qué hacer, y ni siquiera se les ocurre preguntar. De ser imperativo existen muchas alternativas, desde días alternos, a materiales especializados, clases a distancia, modelos semipresenciales, fórmulas 10-4, etc… Pero al fin el profesor o maestro tendrá que ser el guía del aprendizaje, individualizado, un aprendizaje más autónomo y el un nuevo entorno, que a lo mejor deja de ser esos edificios, en los que reconfinar nuestros pequeños, nuestro mañana. Si, estimado lector, el futuro está aquí y llegó como un bofetón.