El 90% del agua extraída de la demarcación es para usos hidroeléctricos

Endurecimiento de las concesiones energéticas

Embalse de Santo Estevo. (Foto: José Paz)
Una de las novedades del plan es la implantación de los llamados caudales ecológicos -aquellos que garantizan la supervivencia del hábitat de los ríos- en las cuencas del Miño, el Sil y el Limia.
Para ello, 'se está iniciando ya la concertación con las distintas empresas concesionarias de aprovechamiento hidroeléctrico y comunidades de regantes', señaló el jefe de Planificación Hidrológica, José Álvarez Díaz. El propósito es modificar en la medida que sea posible las concesiones hidroeléctricas más antiguas -algunas datan de hace 50 años- cuando no cumplan con la necesaria preservación medioambiental. Fernández Liñares se refirió específicamente a las 'grandes compañías que están en procesos de mejoras tecnológicas para repotenciar su capacidad y generar más energía'. En estos casos, 'se les impone ya un caudal ecológico. A cambio de la concesión y autorización para que con el mismo embalse produzcan más energía, se le exige una pauta ecológica que antes no cumplían'. Un ejemplo sería el de Santo Estevo, cuyas obras para generar más energía obligarán a establecer un caudal ecológico. En relación a las nuevas concesiones hidroeléctricas que puedan otorgarse, 'todas tendrán la obligación' de disponer uno.

El presidente de la Confederación confirmó que en el futuro 'serán más restrictivas las condiciones por el hecho de que la ley impone ya los caudales ecológicos y establece rigurosos estudios de impacto ambiental'. El texto incorpora un borrador de real decreto en el que se establecen las condiciones para futuras concesiones.

Las repercusiones negativas de los procesos de generación eléctrica mediante centrales hidroeléctricas o térmicas sobre el medio ambiente motivan que el propio Plan Hidrográfico contemple actuaciones tales como 'la modificación de contratos de cesión de derechos al uso privativo de aguas, ofertas públicas de adquisición de derechos concesionales, aplicación de sistemas de recirculación de agua en procesos industriales, control de volúmenes utilizados por usuarios, revisión de concesiones, actuaciones de protección de especies amenazadas relacionadas con ecosistemas acuáticos'.

Además de los caudales mínimos, obligatorios una vez finalice el proceso de concertación con las partes implicadas, quedarán a expensas de la capacidad técnica y a lo que la Confederación establezca en cada caso, los caudales máximos (no deben ser superados con el fin de proteger especies autóctonas vulnerables), los caudales generadores o de crecida, o las tasas bruscas de cambio de caudal.

El volumen de agua extraída al año por usos en la demarcación Miño-Sil alcanza los 27.190 hectómetros cúbicos, de los que 24.446 de ellos lo son para uso hidroeléctrico, 1.952 para la molinería, 157 para la ganadería y 52 para abastecimiento de la población.

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