Ourensanos del mundo de la cultura evalúan la riqueza de cuadros y esculturas de la colección

Las entrañas de la creatividad

'Mirando al cielo', de Antón Faílde
Representantes de la vida cultural de Ourense analizan las obras más destacadas de los artistas ourensanos presentes en la Colección Caixanova, ya sea por sus características plásticas o por la influencia que han tenido en muchos otros creadores.
Fieles retratos de una época de contrastes en la provincia, que recorre el siglo XX, a través de distintas generaciones y tendencias plásticas, es una de las principales conclusiones a la que han llegado el galerista, Manuel Márquez; el director del Centro Cultural de la Diputación, Francisco González; el canónigo archivero de la Catedral, Miguel Ángel González; el secretario de la Fundación Vicente Risco, Luis Martínez-Risco; el director de la Escuela Superior de Arte y Diseño, César Taboada, y el crítico de arte y presidente del Rotary Club, Xabier Limia, tras analizar algunas piezas de artistas ourensanos en la colección Caixanova.


‘La guerra’ (1964). XAIME QUESSADA. Francisco González. (Director del Centro Cultural de la Diputación): ‘Polifacético, su pintura transcurrió por diferentes etapas, hasta llegar a la figuración onírica. En ‘La guerra’ se representa su compromiso social, en un cuadro compuesto por seres que nos transmiten una clara sensación de tragedia, el pintor juega con los colores donde se aprecia la gran calidad de su pincel en sus figuras y de su arte’.



‘Repouso’ (1989). ACISCLO MANZANO. Xabier Limia de Gardón. (Crítico de arte): ‘Desde las poderosas rodillas que emergen, separadas, detrás de una gelatinosa y brillante película, dos asimétricos y convergentes pliegues en genesíaca propuesta ofrece el artista, que añade un seno, sobre una sugerencia de cintura. Lo fragmentario del cuerpo es una elaboración de Acisclo Manzano, basada en un proceder arqueológico al estilo del francés Rodin’.


‘Porches de Orense’ (1932). JULIO PRIETO NESPEREIRA. Manuel Márquez. (Galerista): ‘Este aguafuerte pertenece al periodo más popular del ilustre ourensano, que abarca del período de 1925 a 1950. Con cierta herencia tardorromántica, pero rico y renovado regionalismo, en el grabado predomina el paisaje, en este caso urbano. La composición muestra los soportales de la Plaza del Trigo en aquellos años, apreciándose a la izquierda la puerta sur de la Catedral’.



‘Mirando al cielo’ (1975). ANTÓN FAÍLDE. César Taboada. (Director de Escuela Antón Faílde): ‘La pieza resume la trayectoria de una época, una manera de enseñar, el buen uso de la herramienta y el proporcionado diseño del soporte que lo domina y simplifica dignificando la pureza de líneas imperante en las vanguardias de la época. La sencillez de las formas en los volúmenes, siguiendo las vanguardias del siglo XX, son utilizadas por el artista Faílde, conocedor como pocos en un tiempo de analfabetismo visual de obras de Henry Moore o los primitivos escultores de las islas mediterráneas’.

‘Peregrinos en Compostela’ (1980). ARTURO BALTAR.
Luis Martínez-Risco. (Secretario de la Fundación Vicente Risco): ‘Toda la obra de Baltar está llena de humanidad. Trabaja el barro modelando cada uno de los gestos de los diferentes personajes para que nos sintamos cercanos a ellos, pues parece que los conocemos de toda la vida a pesar de su carácter anónimo. Otra de las grandezas de sus personajes es la proximidad vivencial del espectador para con la obra. Y perdonando la irreverencia, cuando observo una obra de Arturo Baltar me imagino al propio Dios, un Dios de bondad, creando al hombre’.

‘Navidad en la montaña’ (1962). PREGO DE OLIVER
Miguel Ángel González. (Canónigo archivero de la Catedral): ‘Su pintura está encendida del misterio de las cosas sencillas, sin retóricas inútiles y sin aspiraciones a la trascendencia. Esta obra es un poema a la verdad de la aldea, que él conoció siendo maestro rural. Prego de Oliver alcanzó un prestigio altísimo tras exponer en París (Palacio de la Unesco), y nunca olvidó sus principios ni sus raíces’.







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