En las entrañas de Santo Estevo

Vistas desde el alto de la presa, a 115 metros sobre el nivel del río (José Paz)
photo_camera Vistas desde el alto de la presa, a 115 metros sobre el nivel del río (José Paz).
La central hidroeléctrica más importante de Galicia, enclavada en la Ribeira Sacra, se abre por primera vez a la sociedad. En un intento por dar a conocer el turismo industrial, se impulsarán visitas guiadas a la presa por seis euros

Todo tiene razón de ser en la presa de Santo Estevo. Unas dianas permiten a los expertos ver cómo se comporta, en función de la temperatura y el llenado. Los topógrafos tienen casetas para comprobar cuántos centímetros se mueve una de las obras de ingeniería civil más imponentes. La central hidroeléctrica más importante de Galicia está preparada para las particularidades del Sil. Aquí saben bien que todos los años hay crecidas. La particularidad es que son muy rápidas. En cuestión de seis horas, su caudal pasa de 200 metros cúbicos por segundo a 1.000. Esto obliga a activar todo un engranaje de operarios, maquinaria y sistemas de control en las entrañas de Santo Estevo, que por primera vez se muestran al público. La ourensana será la primera central hidroeléctrica de Iberdrola en España en abrirse a la sociedad, en un intento de la compañía, del Consorcio de la Ribeira Sacra y del Concello de Nogueira de Ramuín por probar suerte con el turismo industrial.

La obra se terminó en tiempo récord: se hizo en 4 años

La central hidroeléctrica de Santo Estevo empezó a construirse en 1948 y generó un intercambio cultural muy potente. La central es británica, las turbinas suecas. Había trabajadores italianos. Los canteros, de Pontevedra. “Se construyó aquí porque en aquella época había minero-siderurgia en Ponferrada, buscaban energía eléctrica para sus instalaciones. Investigaron y vieron el potencial del Sil”, explica Miguel Ángel López García, descendiente de aquellas familias que llegaron A Rúa para participar en la construcción de una de las obras de ingeniería civil más destacadas de Galicia y de España. Ahora es el director de generación de la cuenca del Sil.

Tres operarios en la máquina central, a 100 metros de profundidad (José Paz).
Tres operarios en la máquina central, a 100 metros de profundidad (José Paz).

Hay más de 120 metros de desnivel en 40 kilómetros de recorrido del río. Por eso se construyó aquí la central. La presa tenía el mejor encaje en “la cerrada”, la zona que por primera vez podrán conocer los turistas de este proyecto piloto. Las vistas privilegiadas desde el alto del embalse no son el único atractivo que promoverá el Consorcio. La joya de la corona son las cavernas: se llaman “Santo Estevo II”, conducen al visitante a 100 metros de profundidad para conocer esta obra rematada en tiempo récord: se hizo en cuatro años. 

Repercusión económica local

En la caverna hay un mundo aparte. Turbinas, carreteras, máquinas… “La obra es la original, pero lo que se hace es invertir tecnológicamente para que la central esté a la vanguardia”, defienden en Iberdrola. Cada 20 años, desmontan por completo las máquinas. Pasan a taller y se rehabilitan. El mantenimiento mueve grandes cantidades de dinero.

La compañía defiende su inversión frente a las críticas del retorno de beneficios en los territorios en los que se asientan. Muchas de las zonas en las que se instalaron las centrales hidroeléctricas siguen reclamando compensación. Desde hace décadas. “Creemos que estas son instalaciones de utilidad pública. Quizás la sociedad a veces tiene esa sensación de que un aeropuerto o una carretera tiene utilidad pública, y una presa no. Pero sí”, defiende Iberdrola, que cree que abrir sus embalses al público puede ayudar a que la gente “interprete la importancia de estas instalaciones. El sistema eléctrico es inviable sin la hidroeléctrica”.

Santo Estevo emplea a una veintena de personas y, según Iberdrola, el 80% de su inversión anual -calculan ocho millones- repercute a nivel local y gallego. 

Cómo anotarse

La visita a Santo Estevo formará parte de un recorrido por Nogueira de Ramuín, que incluirá también una ruta hasta el monasterio de Santo Estevo y a las mámoas das Cabanas. Es una prueba piloto, con el objetivo de desestacionalizar el turismo. Empezará con reserva previa (disponible ya en la web del Consorcio), con salidas los viernes y sábados entre el 17 de noviembre y el 9 de diciembre. El programa está destinado a mayores de 12 años -por cuestiones de seguridad- y tendrá un coste de seis euros por persona.

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