La eólica certifica el desplome de la generación de renovables

En un periodo de inflación de la factura de la luz y de los combustibles, la producción eólica provincial se desploma al igual que la hidráulica, esta última con un descenso cercano al 70%. Y ambos factores están relacionados: si las renovables no trabajan, aumenta la dependencia de un gas que se paga a precio de oro. Los aerogeneradores ourensanos suman ya tres años con una producción decreciente que en el primer trimestre del presente curso llegó a su nivel más bajo de los últimos 15 años. No sopla el viento, ya que entre enero y marzo los molinos generaron 150.000 megavatios hora, lo que supone el peor registro para un primer trimestre desde que hay datos. En el mismo periodo del año pasado, el aporte ourensano a la red nacional fue ligeramente superior, con 157.000 megavatios hora, aunque cuatro años atrás, en 2018, la cifra fue casi del doble, ya que se generaron 282.650 megavatios hora. Este fue el segundo mejor arranque de año, solo superado por los 291.010 megavatios hora que se generaron entre enero y marzo de 2014. En lo que respecta al pasado más reciente, la producción eólica ourensana tocó su máximo en 2019, cuando se cerró el año con un total de 813.000 megavatios hora, un registro que descendió hasta los 612.000 megavatios hora de 2020 y los 524.000 de 2021. El peso de la generación ourensana sobre el total nacional estuvo el año pasado por debajo del 1%, mientras que tres años atrás llegó a suponer el 1,5%, y es que mientras la cifra provincial viene a la baja, en el conjunto del país se produce cada año más energía eléctrica de origen eólico. Los datos del persente año no invitan al optimismo, ya que el primer trimestre es, junto al último, el periodo en el que más se concentra la fuerza del viento, por lo que la producción eólica tiende a descender drásticamente en los meses de verano. El pasado febrero las turbinas ourensanas generaron 38.600 megavatios hora, la cifra más baja para el segundo mes del año y con un nivel más típico de los meses de verano, que se acerca mucho a lo generado, por ejemplo, en junio y agosto de 2019, cuando la producción rondó los 33.000 megavatios cada mes. El sector despertó un gran interés en los útimos años, hasta el punto de que la Xunta tuvo que adoptar una moratoria por la que no recibirá ninguna solicitud de nuevos parques hasta mediados del próximo año. Esta situación alertó a la Asociación Eólica de Galicia, que se lamentó de los pocos avances vividos y cifró en 1.500 los puestos de trabajo perdidos por el “frenazo” del sector. ”Es una consecuencia derivada del bienio pandémico, así como de la moratoria decretada por la Xunta hasta el verano del 2023, posiblemente la única suspensión vigente en Europa. La única forma de conseguir energía barata es implantando más parques eólicos. A caballo de este siglo fuimos los primeros de España, los segundos de Europa, pero hoy nos hemos quedado atrás”, señalan desde la Asociación. En la oposición a los molinos figura un colectivo social cada vez más activo y heterogéneo, no solo integrado por ecologistas, también por vecinos y afectados. Solo la fotovoltaica, una energía residual, continúa en crecimiento Mientras la energía eólica atraviesa una época de retroceso en lo que a producción se refiere, la solar fotovoltaica sigue la senda contraria, si bien es cierto que las cifras globales son todavía mucho menores. Esta fuente de energía experimentó un importante incremento en su producción desde 2017, hasta llegar a un techo de 813.000 megavatios hora, producidos en 2019, y aunque en los años siguientes cayó ligeramente, se mantuvo en niveles similares. El arranque de este año, en el que el sol brilló en buena parte del mismo, fue uno de los mejores, con 954 megavatios entre enero y marzo. Solo en 2020, con 999 megavatios hora, se vivió un mejor primer trimestre. Sin embargo, las cifras ourensanas siguen siendo inferiores a las de otras provincias de Galicia. Los paneles fotovoltaicos de Lugo aportaron en el primer trimestre del año casi 1.500 megavatios hora, un 50% más que los ourensanos. En Pontevedra, la producción fotovoltaica ascendió a 1.228 megavatios hora, mientras que A Coruña fue la única que aportó menos que Ourense, con sus438 megavatios hora. La gran potencia energética de la provincia sigue siendo la hidráulica, aunque esta cayó drásticamente este curso, con un descenso que ronda el 70% en comparación con el año anterior, debido en parte a la sequía que azotó la provincia los últimos meses y que llevó a los embalses a capacidades mínimas para la primera mitad del año.