María Dolores Álvarez, la esposa del chófer asesinado en Verín, habría mantenido un encuentro con la víctima del crimen, Bernardino Pousa, dos días antes de que su cuerpo apareciese degollado en la cochera de la empresa Autocares Guerra, en la madrugada del 12 de septiembre del pasado año.
Así lo aseguraron ayer fuentes cercanas al caso, después de que tanto la esposa del chófer asesinado (estaba separado de su mujer aunque aún no legalmente), como la hija del chófer, Ángeles Pousa, y el novio de ésta, Alberto Fernández, ingresasen en prisión provisional el jueves por su posible implicación en el asesinato.
Precisamente, el encuentro entre la aún esposa de Bernardino Pousa y el chófer, quien mantenía, al parecer, una relación con otra mujer, se produjo el sábado día 10, jornada en la que ella habría manifestado a la víctima que quería que retomasen la relación sentimental. Asimismo, según otras fuentes, ella llegó a expresar ante la autoridad judicial que confiaba en que reanudasen la convivencia, tras desvincularse de los hechos que motivaron su encarcelamiento, al igual que hizo su hija.
Por otro lado, según pudo saber este periódico, María Dolores Álvarez habría reclamado diversas propiedades y sumas económicas al que todavía era su marido, por lo que Bernardino Pousa planeaba plantear la demanda de divorcio ante un juez de forma inminente, con el fin de que la Justicia dictaminase los bienes que correspondían a cada uno. Pese a que la esposa y la hija del chófer asesinado negaron ante el juez implicación alguna en el crimen, no ocurrió lo mismo con Alberto Fernández, que reconoció haber participado en el mismo. Según las mismas fuentes, este llegó a reconocer a su novia casi un mes después del asesinato que contactó con una tercera persona para 'darle un susto' a Bernardino Pousa.
Precisamente, el encuentro entre la aún esposa de Bernardino Pousa y el chófer, quien mantenía, al parecer, una relación con otra mujer, se produjo el sábado día 10, jornada en la que ella habría manifestado a la víctima que quería que retomasen la relación sentimental. Asimismo, según otras fuentes, ella llegó a expresar ante la autoridad judicial que confiaba en que reanudasen la convivencia, tras desvincularse de los hechos que motivaron su encarcelamiento, al igual que hizo su hija.
Por otro lado, según pudo saber este periódico, María Dolores Álvarez habría reclamado diversas propiedades y sumas económicas al que todavía era su marido, por lo que Bernardino Pousa planeaba plantear la demanda de divorcio ante un juez de forma inminente, con el fin de que la Justicia dictaminase los bienes que correspondían a cada uno. Pese a que la esposa y la hija del chófer asesinado negaron ante el juez implicación alguna en el crimen, no ocurrió lo mismo con Alberto Fernández, que reconoció haber participado en el mismo. Según las mismas fuentes, este llegó a reconocer a su novia casi un mes después del asesinato que contactó con una tercera persona para 'darle un susto' a Bernardino Pousa.
