El arte ourensano volvió a sufrir la acción de los vándalos. En la mañana de ayer, la emblemática escultura de Los Ramones apareció con una nueva pintada en su pedestal, apenas un mes después de la reapertura de la plaza en la que se encuentra. La obra de Ramón Conde había sido trasladada a Madrid en abril para efectuar una serie de reparaciones.
El propio Conde lamentaba el ataque a su creación. “Parece mentira que haya tan poco respeto por las obras de la ciudad”, aseveró: “No es exclusivamente un problema de una obra, es el deterioro del espacio común por el capricho de unos cuantos críos”. Sobre si será complicado devolverla a su estado anterior, opinó que no debería ser “tan difícil”. “Estuvo, en épocas, con muchas pintadas. Al fin y al cabo es una superficie de hierro que se puede limpiar”, comentó el artista.
Soluciones al vandalismo
Respecto al problema crónico de la proliferación de grafitis en la ciudad, Conde propuso “pensar en una solución más radical” que “merecería la pena intentar”. Ante la imposibilidad de vigilar los monumentos -“lo hacen en un minuto y se van”-, sugiere “poner una serie de paneles donde pudieran exhibir sus habilidades y que eso, de alguna manera, preservara el mobiliario urbano”. Para Conde, “habría que dar un cauce” a esa “necesidad de expresión, de darse a conocer”. De momento, Los Ramones pagan la factura del vandalismo.
Origen de Los Ramones
El monumento, que se inauguró en 1994, adoptó el nombre popular de "Los Ramones". Esta escultura de grandes dimensiones se ubicó en el espacio entre Ramón Cabanillas y Valle Inclán, de gran tránsito, tras un encargo realizado por el Concello de Ourense al artista Ramón Conde.
La idea del artista era que la belleza de esta estatua, un homenaje a Ramón María del Valle Inclán y a Ramón Otero Pedrayo, pudiera ser percibida a lo lejos, a lo largo de todas las calles en cuya intersección está colocada.
Conde levantó las siluetas de estos dos grandes escritores en piezas de acero corten, un acabado muy llamativo que adquiere un color rojizo puesto que este material presenta un alto contenido en cobre, cromo y níquel que le da un color rojizo anaranjado a la escultura.
La imagen de estos dos grandes autores de la literatura gallega volvió en verano a la plaza, sobre un pedestal renovado que ahora está dañado por culpa del vandalismo.