El anterior secretario general del Concello, Mariano Rodríguez, ratificó que Manuel Cabezas cometió pelotazos urbanísticos y explicó que sus manifestaciones al respecto, por las que fue juzgado ayer, acusado por el ex regidor de calumnias e injurias, sólo pretendían dar a conocer una realidad.
Dos horas y media permaneció ayer el anterior secretario general del Concello de Ourense, Mariano Rodríguez, en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal número 2 para responder por la querella que contra él interpuso el ex alcalde, Manuel Cabezas, por un presunto delito continuado de calumnias e injurias, tras asegurar el técnico que el regidor promovió y se benefició de pelotazos urbanísticos.
Rodríguez mantuvo todas esas afirmaciones, efectuadas en enero de 2006, aunque admitió durante la vista que respondieron a la calentura que le produjo enterarse de que en dos días se resolvería un expediente abierto contra él por Cabezas, sin esperar el período legal de un mes para presentar alegaciones. Eso sí, respondió a fiscal y acusación particular que en su ánimo nunca estuvo injuriar, aunque fui consciente de que lo que dije bordeaba el derecho al honor, pero mi obligación era informar a los ourensanos de las ilegalidades urbanísticas cometidas por el entonces alcalde de la ciudad.
Fuera, en el pasillo, el ex alcalde aguardaba el final de la vista, pese a que no iba a comparecer ni estaba citado a declarar; aguardaba por su abogado y por el ex edil que ejerció de portavoz de su grupo durante su mandato, Rodríguez Cid, que estaba dentro de la sala de vistas, lo mismo que el fiscal jefe, Florentino Delgado, que llevó el caso personalmente como acusación pública.
Allí, el técnico encausado concretó que para él un pelotazo urbanístico, como los que habría promovido Cabezas, son un flagrante desequilibrio entre beneficios y cargas urbanísticas, en favor del interés privado y en perjuicio del público. Por eso, no quiso validar con su firma cerca de una decena de convenios que llevaban la rúbrica de los particulares interesados, pero no la del ex alcalde, porque les faltaban los informes técnicos.
Precisamente, aseguró, algunos de esos convenios irregulares resultaron ser el origen de algunas de las sentencias anulatorias del Plan de Urbanismo impulsado por Cabezas.
En ese punto, intentó presentar como pruebas de los pelotazos los documentos de los convenios que no firmó y varios testimonios de funcionarios técnicos del Ayuntamiento, pero la jueza no los admitió. El acusado explicó que no pudo recoger más documentación porque el entonces alcalde puso a dos policías en la puerta de mi despacho y no pude entrar.
Ello no le impidió recordar cuestiones como la condonación del 10% de aprovechamientos urbanísticos durante años a los promotores que construían en suelo urbano no consolidado o el alto incremento de edificabilidades en terrenos de determinados constructores.
A preguntas de las acusaciones pública y particular, recordó que ya en el verano de 2005 acudió a la Fiscalía para presentar tres denuncias por prevaricación contra Cabezas, porque aprobó una normativa que quitaba competencias al secretario y a los partidos políticos, aunque no denunció los pelotazos urbanísticos porque entonces no tenía conocimiento de ellos. En enero del 2006 sí los dio a conocer a la opinión pública porque tenía la obligación, como funcionario público, de informar.
Su propio abogado, mientras, cuestionó la indefensión de su cliente por la decisión de la juez de no admitir las pruebas presentadas y recordó que se publicaron abundante información y críticas, durante meses, al respecto, pero el único denunciado es Mariano Rodríguez.
Todo se contesta con el capital acumulado por este señor
Las declaraciones efectuadas el 11 de enero de 2006, reiteradas después en entrevistas y comparecencias, provocaron una grave crisis política en el Concello y, a él, una suspensión de empleo y sueldo que ya enlazó con su jubilación. Entre aquellas manifestaciones de Mariano Rodríguez, cabe destacar: Viví una persecución constante por parte de la Alcaldía (...) desde que me negué a refrendar con mi firma los convenios urbanísticos que se negociaban; es decir, los pelotazos urbanísticos (...). Cada convenio era un pelotazo en el que el señor alcalde dejaba sin cobrar el 10% que fija la ley y, además, les daba una edificabilidad mucho mayor. ¿A cambio de qué? Esta pregunta se contesta con todo el capital acumulado por este señor durante todos sus mandatos.
(...) Por eso el expediente administrativo a mí se incoó como una coacción, para que amolde la ley o la legalidad en mis informes a lo que este señor quiera sacar para adelante.
(...) Basta con coger los planes de urbanismo de 1986 y 2003 y ya se ven claramente los desequilibrios entre beneficios y cargas. (...) Soy técnico superior de Urbanismo y sé lo que hablo. Hay hechos clarísimos de cómo llegó este señor al Ayuntamiento y cómo está actualmente.
Rodríguez mantuvo todas esas afirmaciones, efectuadas en enero de 2006, aunque admitió durante la vista que respondieron a la calentura que le produjo enterarse de que en dos días se resolvería un expediente abierto contra él por Cabezas, sin esperar el período legal de un mes para presentar alegaciones. Eso sí, respondió a fiscal y acusación particular que en su ánimo nunca estuvo injuriar, aunque fui consciente de que lo que dije bordeaba el derecho al honor, pero mi obligación era informar a los ourensanos de las ilegalidades urbanísticas cometidas por el entonces alcalde de la ciudad.
Fuera, en el pasillo, el ex alcalde aguardaba el final de la vista, pese a que no iba a comparecer ni estaba citado a declarar; aguardaba por su abogado y por el ex edil que ejerció de portavoz de su grupo durante su mandato, Rodríguez Cid, que estaba dentro de la sala de vistas, lo mismo que el fiscal jefe, Florentino Delgado, que llevó el caso personalmente como acusación pública.
Allí, el técnico encausado concretó que para él un pelotazo urbanístico, como los que habría promovido Cabezas, son un flagrante desequilibrio entre beneficios y cargas urbanísticas, en favor del interés privado y en perjuicio del público. Por eso, no quiso validar con su firma cerca de una decena de convenios que llevaban la rúbrica de los particulares interesados, pero no la del ex alcalde, porque les faltaban los informes técnicos.
Precisamente, aseguró, algunos de esos convenios irregulares resultaron ser el origen de algunas de las sentencias anulatorias del Plan de Urbanismo impulsado por Cabezas.
En ese punto, intentó presentar como pruebas de los pelotazos los documentos de los convenios que no firmó y varios testimonios de funcionarios técnicos del Ayuntamiento, pero la jueza no los admitió. El acusado explicó que no pudo recoger más documentación porque el entonces alcalde puso a dos policías en la puerta de mi despacho y no pude entrar.
Ello no le impidió recordar cuestiones como la condonación del 10% de aprovechamientos urbanísticos durante años a los promotores que construían en suelo urbano no consolidado o el alto incremento de edificabilidades en terrenos de determinados constructores.
A preguntas de las acusaciones pública y particular, recordó que ya en el verano de 2005 acudió a la Fiscalía para presentar tres denuncias por prevaricación contra Cabezas, porque aprobó una normativa que quitaba competencias al secretario y a los partidos políticos, aunque no denunció los pelotazos urbanísticos porque entonces no tenía conocimiento de ellos. En enero del 2006 sí los dio a conocer a la opinión pública porque tenía la obligación, como funcionario público, de informar.
Su propio abogado, mientras, cuestionó la indefensión de su cliente por la decisión de la juez de no admitir las pruebas presentadas y recordó que se publicaron abundante información y críticas, durante meses, al respecto, pero el único denunciado es Mariano Rodríguez.
Todo se contesta con el capital acumulado por este señor
Las declaraciones efectuadas el 11 de enero de 2006, reiteradas después en entrevistas y comparecencias, provocaron una grave crisis política en el Concello y, a él, una suspensión de empleo y sueldo que ya enlazó con su jubilación. Entre aquellas manifestaciones de Mariano Rodríguez, cabe destacar: Viví una persecución constante por parte de la Alcaldía (...) desde que me negué a refrendar con mi firma los convenios urbanísticos que se negociaban; es decir, los pelotazos urbanísticos (...). Cada convenio era un pelotazo en el que el señor alcalde dejaba sin cobrar el 10% que fija la ley y, además, les daba una edificabilidad mucho mayor. ¿A cambio de qué? Esta pregunta se contesta con todo el capital acumulado por este señor durante todos sus mandatos.
(...) Por eso el expediente administrativo a mí se incoó como una coacción, para que amolde la ley o la legalidad en mis informes a lo que este señor quiera sacar para adelante.
(...) Basta con coger los planes de urbanismo de 1986 y 2003 y ya se ven claramente los desequilibrios entre beneficios y cargas. (...) Soy técnico superior de Urbanismo y sé lo que hablo. Hay hechos clarísimos de cómo llegó este señor al Ayuntamiento y cómo está actualmente.
