Alexandro, Vidal Souto y Antón Lamazares exponen sus creaciones en el Centro Cultural 'Marcos Valcárcel'. Sus tres concepciones distintas del arte forman un conjunto único.

La excelencia vista desde tres perspectivas pictóricas

Los cuadros se alternan para potenciar el contraste. (Foto: MARTIÑO PINAL)
Ya lo decían en el acto de presentación de la muestra: 'son os tres mellores pintores vivos de Galicia'. Acertaba Rosendo Fernández, vicepresidente de la Diputación, con estas palabras, que anticipaban un buen arranque de año 2014 para la ciudad en lo que a oferta cultural se refiere.
Cubrir el vacío dejado por 'Pure Pop Art', una de las exposiciones más ambiciosas y aplaudidas de toda la historia del Centro Cultural 'Marcos Valcárcel', no es una misión sencilla, más aún con el ajetreo de las fiestas navideñas y la posterior vuelta al trabajo de por medio. Pero tres pintores ourensanos lo están consiguiendo.

'Alexandro Antón Vidal', un título con la apariencia de nombre propio de persona, es, en efecto, una unidad. Las tres piezas que constituyen los trabajos de Alexandro, Vidal Souto y Antón Lamazares configuran en conjunto un magnífico puzzle donde los contrastes diferencian y a la vez cohesionan las perspectivas de estos tres creadores.

Alexandro incluye en su porción de la exposición su colección 'Xente da costa', un conjunto de pinturas, sin título todas ellas, que reflejan, por encima de todo, las siluetas. Figuras humanas, rostros de perfil y de frente, perros, barcos y peces. Alexandro nos introduce en un mundo sin horizonte, donde el fuerte contraste entre estas formas y los fondos de colores planos resalta los rasgos de las personas, animales y objetos, detallados pese a la ausencia de trazos que marca la estrategia del ourensano.

Antón Lamazares sale del pincel y se atreve con materiales como la madera, el cartón, el cuero, el cristal o el hierro. Con una textura o una silueta simple, le basta para expresar un sentimiento o una realidad. El autor evita con garras y dientes que lo plano se adueñe de su obra. Bajo la apariencia burda de grapas que unen fragmentos de madera de manera desordenada o fijan cartón a la tabla, la delicadeza aparece como sí sola, de la nada. El color añade fuerza al mensaje de Antón, los colores fríos nunca evocaron tanto al invierno, y los cálidos al fuego y a los ambientes tensos.

Y Vidal Souto es el frenesí, la expresividad llevada al máximo nivel. Su mundo, un conflicto entre luz y oscuridad, entre lo bello y lo grosero. Todo entre líneas discontinuas; sin rectas. Lo negro y lo blanco, lo gris y lo amarillo conviven en el lienzo. Los conflictos internos del artista salen a relucir y se funden con su visión de la realidad. El uso de símbolos redondea el mensaje: nubes de moscas, peces, bombillas encendidas, pistolas o pájaros aparecen de manera inesperada en la obra de Vidal, para pasar por el filtro de su propio interior la imagen plasmada en lienzo.

Hasta el 23 de febrero, Ourense ejerce de anfitrión de estos tres reflejos subjetivos del mundo. Más de un millar de visitantes han contemplado ya el trabajo de estos tres artistas en el Centro Cultural pese a las distracciones navideñas. La meta es exportar esta muestra por más lugares, y parece que el norte de Portugal será el segundo anfitrión de 'Alexandro Antón Vidal'. Tres en uno.

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