El fiscal, que pide para él tres años de cárcel, sostiene que extorsionó a una trabajadora social para obtener 6.000 euros

El exdirigente gitano acusado de amenazas alega no saber escribir

Dice que era como una madre para él, que lo ayudó a salir de la situación de chabolismo en la que vivía y que le dio 100.000 de las antiguas pesetas (601 euros) para que no embargasen su cuenta familiar mientras estaba ingresado en el hospital.
Son los argumentos que expuso ayer Raúl Jiménez Salazar, un exlíder gitano que estuvo empleado en el Concello de Ourense (como mediador social), para explicar ante el tribunal popular que lo enjuicia en la Audiencia la 'buena relación' que mantenía con Amelia Belmonte, una trabajadora social del Ayuntamiento, a la que, según el fiscal, habría extorsionado para intentar conseguir 6.000 euros. Habría ocurrido entre los días 9 y 11 de agosto de 2009, período en el que, según la acusación pública, envió 'numerosos mensajes intimidatorios' desde distintas cabinas telefónicas tanto a Amelia como a su marido', advirtiéndoles que, de no entregar esa cantidad de dinero -en Pereiro de Aguiar-, podría hacerles daño'.

A lo largo de la vista oral, Raúl Jiménez, padre de seis hijos, negó haber sido el autor de las amenazas y, entre sollozos, aseguró ser incapaz de mandar mensajes de texto, puesto que, según dijo, 'yo de leer y escribir, poquito'. La actitud, por momentos desafiante, del encausado propició que la presidenta de la sala, ya al comienzo, le espetara: 'Absténgase de hacer gestos o cualquier acto de aprobación o desaprobación', a lo que, a punto del llanto, expresó: 'Yo vine aquí para decir la verdad a todos'.

Jiménez Salazar, aunque se desdijo en varias ocasiones, sostuvo haber sido víctima de una conspiración y se desvinculó de los hechos. Indicó que 'dos rumanos que me abordaron en la calle, me obligaron a recoger un paquete y me dijeron que si no lo hacía mi familia correría riesgos'. Los agentes detuvieron al acusado el día 11, en Castadón (Pereiro), tras dirigirse al punto donde debía recoger el dinero, en una papelera. Según el fiscal, el encausado sabía dónde debía hacerse con los 6.000 euros, 'y no porque se lo dijeran unos rumanos'. Asegura que él urdió un plan para apropiarse de la citada suma y pide tres años de cárcel para él, al igual que la acusación particular. La defensa pide su libre absolución. El juicio continúa hoy.

Reconoció que le ayudaron para lograr su empleo y para sacar el carné

El letrado de Jiménez Salazar se centró ayer en desmontar los hechos que se le atribuyen a su cliente y explicó que 'se parte de la base de que como recogió el dinero, fue quien mandó los mensajes amenazantes, y no es así'. Argumentó que 'no tiene lógica que él pusiese su vida en peligro por 6.000 euros' y que el acusado 'lee y escribe muy mal', por lo que aseguró que los mensajes 'no los envió él'.

El propio Jiménez Salazar, expresó que, de haber necesitado los 6.000 euros, 'Amelia Belmonte me los hubiese dejado'. Reconoció, asimismo, que 'para aprobar el examen para trabajar en el Concello, me ayudaron', al igual que el de conducir, ya que 'me leyeron el test'. Entre sollozos, aseguró 'haberse sentido el gitano más privilegiado de Galicia en su momento, puesto que cobraba 1.400 euros más extras' y reiteró no haber amenazado para conseguir dinero.

No obstante, según el fiscal y la acusación particular, el propio acusado habría enviado a la víctima el último mensaje amenazante el día 11, a las 11.12 horas, en el que se decía: 'Hija de la gran puta, te doy la última oportunidad, sal de tu casa a las 10.30 en dirección a Pereiro. Antes de llegar a Castadón hay un caño de agua a la derecha, déjalo (el dinero), en la segunda papelera, me da igual quien lo lleve, que vayan en tu coche. Vas a estar vigilada'. Según el encausado, tras ser detenido cuando recogía el dinero, que debía entregar -dijo- en una iglesia a los rumanos, indicó a los agentes que fueran allí, pero 'no me hicieron caso', espetó.

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