Feliz Día del Padre Político

Premio Nacional de Natalidad La familia política, esta vez no pensar en suegros y cuñados, es muy numerosa. Es una prole inmensa que no viene de la coyunda, pero hay que mantenerla. Los partidos son como progenitores, siempre alimentándoles. Hay un Día del Padre Político que se celebra en las sedes, y los cargos públicos y aspirantes van en procesión a agradecerle al presidente la mamandurria con una colonia o una corbata. Deberían ser distinguidos los dirigentes que mantengan a sus vástagos, como hacían los Premios Nacionales de la Natalidad que instituyó Franco. "Estamos ante el matrimonio ganador del segundo premio nacional de hijos habidos formado por Lisardo Pérez Rodríguez, de 58 años y su esposa Rosalía Alvarez Fernández, de 46, ambos vecinos de Cadones, en el Ayuntamiento de Bande. Nos muestran una fotografía obtenida hace pocos días en la que los padres se hallan rodeados de los 16 hijos, de los cuales 13 son los que viven actualmente en el domicilio paterno". Así refería el galardón una crónica de La Región en 1959. Hoy el texto podría parecerse a este: "El presidente del partido ha sido agasajado en el Día del Padre Político por todos los cargos, que le colmaron de parabienes y le juraron lealtad eterna. El homenajeado, emocionado, les guardaba una sorpresa: "Tengo más cargos para daros". Contuvo la respiración: "Repartiré dos en Expourense, uno de gerente y otro de directora adjunta". Y todos se pusieron de puntillas, para que se les viese bien. Un modelo para echar a correr Y entre los que se pusieron de puntillas había un par de personas a las que no se le examinaba los méritos, se pensaba en ellos para "colocarlos". Así se empiezan las cosas aquí, por el tejado. Primero pensando en pagar favores, luego ya barruntando qué hacemos con el Expourense este. El problema ahí ya no es de cargos, es de cargas. Es ver qué se quiere o se puede hacer con la institución que insiste en un modelo ferial que ya estaba en revisión y que el covid no ha hecho más que señalarles las vergüenzas. Qué atrás queda aquella pretenciosa intención de que el recinto permitiese a Ourense jugar en la división de oro del turismo de congresos. Como en el retrovisor ha quedado la inversión hecha para atraer conciertos de mediano formato. Lo único que ha fructificado es la pista de atletismo porque está bien que si a esta provincia no hay quien la ponga a andar, al menos entrenar para echar a correr. Y si la Xunta quiere que Expourense sea únicamente el lugar en el que se celebren los Juegos de la antigua Roma, con su César subiendo y bajando el pulgar, que lo digan y tengan el arrojo de proponer ahí un Centro de Alto Rendimiento, ligado al Paco Paz, que está al lado. La Fundación Ferias y Exposiciones nació para otra cosa, para ser el escaparate de la provincia, también para demostrar su capacidad de organización y atracción de eventos y va camino de ser lo que la Xunta decida desde el Google Maps, teniendo en cuenta el tiempo que hace que el conselleiro no pisa sus minifundios ourensanos. Nada que reprocharle porque tampoco lo hacen sus rivales. Desde la oposición nadie pregunta por el futuro del recinto. A las organizaciones empresariales el gol les entra por toda la escuadra. Tampoco nada que decirles, teniendo en cuenta que no están para nada ni para nadie, bastante tienen con mirar cómo llegan a fin de mes. Mientras, dos puestos más para Expourense. ¡Marchando! No hay tiempo para casi nada Cierto, no se puede estar a todo, no queda tiempo ni para leer el periódico dadas las urgencias que tiene la sociedad ourensana. Disculpable que la capacidad de análisis venza cada fin de mes. En varias provincias se abren debates sobre modelos de desarrollo a partir de la mella de la pandemia y aquí ni las cheiramos. Empresarios, sindicatos y otras organizaciones se sientan en el consejo de administración del Parque Tecnológico (al que no asiste el conselleiro) y nadie se pregunta qué proyecto hay en cartera. Por la puerta pasa el debate sobre la fábrica de baterías de litio para automóviles y se la deja ir por si acaso es otro Bienvenido Míster Marshall. Las referencias tienen cien años El nivel ha bajado mucho y el respeto de las terminales sociales de la provincia ha caído en picado. Con este espíritu social y empresarial a mediados de siglo pasado no hubiese nacido el polígono de San Cibrao, Coren, Barreiros y otras firmas que quitaron la costra aldeana. El acomodo, la paguiña y el carguiño han aliviado mucha miseria, pero han generado mugre mental. Menos mal que aún nos queda el padre político. Felicidades, por cierto. Al poner la lupa: As Burgas sobreviven a (casi) todo En la ciudad de la irrelevancia turística y la desatención municipal, As Burgas conservan al menos la dignidad monumental. Por sí solas siguen siendo capaces de atraer y sorprender a medio mundo. No necesitan aderezos ni rebozados. En mi casa un jarrete siempre fue un jarrete y una merluza, una merluza, decía una célebre cocinera gallega. En Ourense As Burgas siempre fueron As Burgas, mucho antes de que se hablase de eso llamado termalismo. Han sobrevivido al terremoto de Lisboa de 1755, malo será que no consigan también sobrevivir a Jácome. El portafotos Luis Rivera es el presidente del Centro Comercial Abierto Ourense Centro desde hace ocho años. Se trata de una entidad que aglutina a más de 180 tiendas del cogollo urbano y esta semana los socios le endilgaron cuatro años más en el machito. Hay caramelos que tienen el envoltorio de celofán pero el dulce que desprenden es más bien poco, sobre todo en estos tiempos en el que la caja registradora tiene artritis. Dirigir un colectivo es un acto de generosidad. Porque si le moviese el egoísmo sería concejal, como mínimo. A Luis se le podrían encomendar sin problema alguno los niños cuando no puedes atenderlos. Es un tipo entrañable, de sonrisa pronta y franca. Un comerciante genético, acostumbrado a sortear la mala leche de un mal cliente y la mala baba de un colega tendero envidioso. Luis encara otro mandato con unas alforjas que pesan mucho más que las de los comienzos en el puesto. Ya no fluyen las subvenciones para el colectivo, se acabaron los fastos y el gasto de dudoso retorno. A Rivera le han soltado un morlaco con las astas afiladas porque los retos son muchos, también lo son las necesidades de cambio. Pero lo que más preocupa es que aún queden comerciantes que crean que hoy se vende igual que hace 40 años. Supongo que a Luis también.