De Verín al mundo entero… literalmente. Por trabajo, Cristina Fuentes La Roche vuela constantemente alrededor del globo: es la directora internacional del Hay Festival, un evento de literatura y pensamiento que se celebra en siete países -de Reino Unido a Abu Dhabi, pasando por Perú, México o España- y acaba de ser galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2020. El evento comparte reconocimiento con la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en México, otra fiesta local con proyección más allá de sus fronteras.
“Nací en Madrid, vivo en Londres, mi marido es noruego y mis hijos… ¡un poco de todo!”, bromea Fuentes, cuyos orígenes están -no obstante- en la villa del Támega. Su abuelo paterno es Luis Fuentes Canal, co-propietario del prestigioso -aunque ya desaparecido- hotel Dos Naciones. “Verín ha estado muy presente en mi vida”, confiesa la protagonista, que recuerda con cariño sus estancias en la provincia y su infancia entre los pasillos del hotel, regentado por sus tías abuelas.
"La villa de Verín ha estado muy presente en mi vida", confiesa la nieta del co-propietario del Hotel Dos Naciones
“Soy un legado lejano de Verín”, añade con orgullo, mientras agradece el galardón de los Princesa de Asturias. “Es un premio muy bonito, un enorme honor y un reconocimiento a los espacios para el diálogo y la conversación”, dice y piensa ya en los macro eventos del futuro. La crisis del covid ha sacudido los cimientos de Hay Festival, que tuvo que transformar su edición británica -la original, que lleva celebrándose desde 1988 en el pueblo galés Hay-on-Wye- en un evento digital.
Crisis, oportunidad
El tropiezo supuso una avalancha de costes inesperados, pero ha tenido un reverso positivo: “El formato digital fue un éxito totalmente rotundo e inesperado, con 80 charlas y 400.000 espectadores de todo el mundo, muchos nunca habían podido venir físicamente”. Conectados desde Nepal, Pakistán o Colombia, crearon “una intimidad muy especial”, apunta la española: “Realmente entendieron el valor de la palabra compartida, muy necesaria en esta era de crispación y polaridad”.
El expresidente estadounidense Bill Clinton bautizó en su momento al Hay Festival como el “Woodstock de la mente”, una expresión que apunta al corazón del evento: "Promovemos la idea de sentarse a conversar con aquellos que saben, y de mezclar disciplinas", señala Fuentes, para quien la mejor lección de la pandemia es "que de esta solo salimos juntos: son mis vecinos los que nos van a salvar, y si no, nadie".
Como a Roma, los caminos conducen, de nuevo, a Verín. Al Dos Naciones, símbolo involuntario de los ideales humanistas del Hay Festival y de la concordia entre ambos lados de la raia. “Sí veo un paralelismo entre nuestro festival y el negocio de mi abuelo: en el hotel confluían muchos mundos -españoles y portugueses, y mucha gente que volvía cada año, como los agüistas- y se vivía esa idea de estar en la frontera, de no pertenecer a una sola cosa, sino a muchas”, concluye Fuentes.
“Creo que esta situación nos ha enseñado una dimensión digital más allá del simple reflejo por streaming de los festivales presenciales, y abre la puerta a posibles eventos 100% digitales, con entidad propia”, augura.
Para Fuentes, es "importantísimo" ver que la cultura sobrevive a la crisis sanitaria, tanto los grandes eventos como el Hay Festival como las acciones más humildes: "También las pequeñas editoriales, el teatro independiente… la variedad nos hace más ricos y libres", insiste. Mirando al futuro, tiene claro su objetivo como evento: "Fortalecer lo que hacemos, ir a más países y lugares, pero continuar con más intensidad lo que ya hacemos".