Tres personas detenidas en 2003 se sientan en el banquillo por tráfico de drogas y tenencia de armas

El fiscal acusa a un traficante de captar clientes en el botellón

José Luis Lage explica el fiscal dónde iba el paquete que contenía la droga en el coche. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
Una operación antidroga de la Guardia Civil desarrollada el 6 de abril de 2003 llegó por fin ayer a la sala de vistas de la Audiencia. De hecho, teniendo en cuenta el largo tiempo transcurrido, el fiscal tuvo que pedir una pena aminorada para los tres encausados en aplicación de la atenuante de dilaciones indebidas. El motivo, el atasco que durante años afectó al Juzgado de Instrucción 3 de Ourense.
El fiscal del caso, Julián Pardinas, reclamó la pena más elevada para José Luis Lage Quiroga (cinco años de prisión para él y cuatro para los otros dos) por tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas. La acusación, pese a que él lo negó en todo momento, cree que Lage se dedicaba al tráfico de estupefacientes en la ciudad y que los seguimientos de la Guardia Civil 'revelan que bajaba a la Alameda y contactaba con jóvenes del botellón para venderles droga'.

El día de la detención, tras seguirle la pista hasta Vigo, los agentes se incautaron de un paquete con 385 gramos de heroína en el coche que conducía ya de regreso. Iba alojado entre las piernas de otro de los encausados, Manuel López Valencia. Este último, pese a los continuos intentos de ayer de desdecirse de lo declarado en la instrucción, llegó a manifestar a la Guardia Civil que Lage Quiroga entregó 10.000 euros a una persona en Vigo y que después acudió a Porriño a recoger un paquete, que le mandó que metiera entre sus piernas, aunque desconocía su contenido (eran 364,500 gramos de heroína).

El tercer inculpado, José Miguel López Ferreiro, la persona que supuestamente vendió la droga, negó esa actividad ilícita. Reconoció que ese día se entrevistó en Samil con Lage pero para hablar de unos perros y que después no se desplazó a Porriño.

Un guardia civil declaró que Lage se jactó delante de los agentes que lo custodiaban que en el registro de su domicilio no hubieran encontrado 100 gramos de cocaína ocultos en un juguete. Esa droga apareció después metida en un pequeño camión en una segunda visita a su vivienda de la calle Pura y Dora Vázquez.

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