Francisco Vázquez: "Cuando Rusia haya dado ejemplo de su poder, Putin buscará negociar"

Francisco Vázquez es una figura de sobra conocida por su cargo como alcalde de A Coruña, que ostentó desde 1983 hasta 2006, aunque su polifacética carrera incluye una amplia cantidad de ocupaciones, como diputado constituyente, embajador de España ante la Santa Sede, Caballero de la Orden del Imperio Británico y recién nombrado embajador del Ejército de Tierra. A esta lista sumó ahora la escritura, que materializó en el libro “1.001 Historias Romanas de la Batalla de Lepanto, Política y Diplomacia”, con motivo del 450 aniversario de un acontecimiento decisivo en la historia de Europa. ¿Por qué decidió escribir sobre la batalla de Lepanto? Hace unos meses, el Ejército de Tierra decidió nombrar a una serie de personas de distintos ámbitos, sobre todo culturales, sociales e intelectuales, con el cargo de embajadores, personas que pudieran dar a conocer y apoyar los valores del Ejército de España, y me lo propusieron a mí y yo acepté porque es un honor. Como coincidió que estaban por cumplirse los 450 años de la batalla de Lepanto, me pidieron que diera a una conferencia y yo accedí, no desde el punto de vista militar, porque mis conocimientos en ese sentido son básicos, pero sí desde el punto de vista de la política y la diplomacia. Tanto me dediqué al estudio del tema para la conferencia que al final, con el material que reuní decidí hacer un libro, que incluye 1.001 historias colaterales, no tanto del análisis de la batalla sino de los personajes que participaron en ella. Es un tema muy interesante y es lo que de alguna manera he buscado, sobre todo con muchas anécdotas e historias y aprovechando los conocimientos que me dio el acceder durante 5 años a los archivos de la Embajada de España en la Santa Sede, porque los embajadores de aquella época fueron los auténticos impulsores de la alianza que permitió hacer frente a la marina turca en Lepanto. ¿Hay alguna similitud con la guerra que Rusia inició en Ucrania? Sobre el tema de Rusia y Ucrania la única similitud que podríamos encontrar es esa idea de expansionisno imperialista, de control y dominio, que tiene esa Rusia actual que añora mucho el imperio soviético, e intenta volver a dominar su área de influencia de la Segunda Guerra Mundial. Ucrania es una pera en dulce, tiene una de las mayores riquezas naturales, no solamente agrícolas, sino también energéticas y minerales. Además representa la salida de Rusia al Mar Negro, que fue la obsesión histórica de Rusia, desde el zar Pedro “El Grande” a Catarina “La Grande”, esa salida a la que los rusos llaman “aguas calientes”, aguas que no estén bloqueadas por el hielo, para poder así tener rutas comerciales por mar que les permita su expansión. ¿Se puede volver a la vía del diálogo y de la diplomacia? Sí, se puede volver sin duda alguna, dándole un papel relevante a China, que será el elemento mediador, y una vez que Rusia tenga sus objetivos militares y haya dado, sobre todo a terceros países, el ejemplo de su poder, Putin buscará la negociación para que se le garantice la entrega de la parte de Ucrania con mayoritaria población rusa, la salida al mar y el compromiso de no expansión de la OTAN hacia sus fronteras. Es un choque permanente de lo que son dos visiones diametralmente opuestas de la propia sociedad, los valores culturales de esta Europa, debil en lo militar, fragmentada en lo político, pero muy fuerte en los pilares de la convivencia, frente a una Rusia muy fuerte en lo militar, que económicamente está atravesando situaciones complicadas, pero que en lo político sigue siendo un régimen autoritario. ¿Son culpables los máximos dirigentes políticos de no llegar a más acuerdos? En el caso de Europa no hay ningún dirigente político, el espectáculo de los líderes europeos viajando cada uno a negociar con Putin lo reforzó, porque le hizo ver que en Europa no hay un liderazgo fuerte, que está muy fragmentada. El único político de categoría, en mi opinión, es el primer ministro italiano, Mario Draghi. El primer ministro inglés o el presidente norteamericano son de segundo nivel para lo que deberían representar el Reino Unido y Estados Unidos. ¿Es mediocre la política española? Sí, es bastante mediocre, se ha perdido mucho la referencia de valores. Hoy la política es de poder, y no tanto de la utilización del poder para un fin noble, que son dos cuestiones opuestas. En el caso de España, de unos años para esta parte, los políticos no nacen en el seno de la propia sociedad, son fruto de los partidos, son personas que hacen de la política su profesión, y carecen de cualquier vinculación con los problemas reales de las gentes. Por ejemplo, Pedro Sánchez y Pablo Casado eran dos funcionarios de partido, son dos personas que no tienen ese bagaje que te da venir de trabajar en una empresa o de la dirección de un sindicato. Usted siempre dijo que un político no debe morderse la lengua y decir lo que piensa, sin embargo a Casado no le funcionó esa estrategia… Yo creo que la caída de Casado, aparte de que no fue un líder que conectara con su propio electorado, se debe en parte a que buscó más hacer política de partido que política de Estado, intentando eliminar a sus posibles adversarios dentro de su partido, como pasó con Ayuso, que tiene un índice de popularidad muy grande, y que en lugar de ser apoyada fue considerada una adversaria a batir. ¿Feijóo o Ayuso? No es una cuestión personal, es una cuestión de que España necesita una alternativa constitucional, que defienda los valores constitucionales. Los años que ha gobernado en Galicia, Feijóo no ha sido una persona especialmente conflictiva para quien no comulga con los valores del PP, y sus políticas han sido integradoras, que han permitido sentirse cómoda a personas como yo, socialdemócratas, que no nos hemos sentido agredidos en nuestros valores. ¿Cuáles son las cualidades de un buen alcalde? Primero un proyecto de ciudad, que sea claro y que los ciudadanos hagan suyo, que se sientan cómodos con ese proyecto. Debe tener también un peso político ante las demás instituciones porque los ayuntamientos son débiles económicamente, por lo que un buen alcalde debe tener un cierto prestigio para tener peso ante otras instituciones a la hora de pedir y exigir los fondos requeridos para el desarrollo de su propia ciudad. Sin olvidar nunca la referencia histórica, porque cada ciudad es distinta.