DEMOGRAFÍA

La "fuga" de mujeres del rural acentúa la crisis demográfica

Solo en siete concellos hay ya más presencia femenina que masculina entre los 20 y los 45 años

La evolución de la demografía ourensana no invita al optimismo desde hace tiempo, con una provincia que pierde población y en la que apenas se salvan un puñado de concellos, que recetan la inmigración y la mejora de los servicios como solución para garantizar oportunidades laborales y revertir un dramático escenario.

Sin embargo, hay otros condicionantes en el complicado reto demográfico, como es la composición poblacional por sexos de los distintos municipios que componen la provincia. Ahí, a nivel global las mujeres siguen siendo mayoría, representando un 52%, aunque con un reparto cada vez menos proporcional, especialmente en lo que respecta a la franja comprendida entre los 20 y los 45 años, edades en las que está en juego el relevo generacional y en la que, según los últimos datos divulgados por el Instituto Galego de Estatística (IGE), hay 1.200 hombres más que mujeres.

Únicamente siete concellos –Ourense, Verín, Barbadás, Xinzo, Celanova, Sandiás y A Teixeira– cuentan con más presencia femenina en el abanico comprendido entre los 20 y los 45 años, resaltando el caso de la ciudad, donde a pesar de estar perdiendo población, esa responde a la caída de varones, ya que las mujeres han aumentado en la comparativa con una década atrás, ahondando en la masculinización del rural, algo que para los expertos es otro síntoma más de la dificultad que encarna revertir la sangría poblacional.

"No es algo excepcional de Ourense, ya que en sociedades rurales modernas suele pasar, pero es un problema muy grande a nivel demográfico y con una muy difícil solución", explica el sociólogo Sergio Gómez, de Empresa de Estudios Sociais de Galicia (Edesga), en una línea similar a la manifestada por el profesor del Campus Alberto Vaquero. "Son resultados esperables, en las urbes con más población hay más oportunidades laborales para las mujeres en sectores como el pequeño comercio o el público. El éxodo femenino a las grandes ciudades es una realidad", indica.


Causas


Un medio rural todavía pensado para los hombres está detrás de esta situación, según explican los expertos, lo que lleva a reducir las esperanzas de las jóvenes de gran parte de los concellos, que ven en la ciudad o en las cabeceras de comarca más oportunidades.

"El rural no ofrece alternativas a las mujeres, los trabajos agrícolas y ganadores están masculinizados y, aunque ellas siempre colaboraron, su trabajo nunca estuvo tan valorado. Algo similar pasa con los espacios públicos, con pocas alternativas de ocio y dominadas por los hombres, con las mujeres más metidas en el hogar", explica Sergio Gómez, que ve "una pescadilla que se muerde la cola" con este escenario: "No hay alternativa laboral y las jóvenes se acaban marchando, por lo que se reducen las posibilidades de que los hombres encuentren pareja para fijar población, el rural se masculiniza y envejece".

Para muestra de esto, el análisis por comarcas, ya que únicamente en el área de influencia de la ciudad, empujada por el magnetismo de la capital, hay un peso más elevado de las mujeres en la franja de edad comprendida entre los 20 y los 45 años.


Soluciones


¿Cómo se puede combatir esto? Para los expertos consultados la receta está clara y requiere de una gan implicación de todas las administraciones y fuerzas vivas del territorio.

"Hace falta un plan provincial y autonómico. Mientras este no se acometa, la situación de los pequeños municipios irá a peor. Hay que dinamizar el rural, pero centrándose en colectivos concretos, no se trata de subvencionar todo tipo de iniciativas, sino aquellas que realmente ayuden a fijar población, porque estamos ante un reto sin precedentes", apunta Alberto Vaquero, que anima también a romper esa visión masculinizada de los trabajos del sector primario.

"Sigue siendo de naturaleza minifundista, mientras no haya una apuesta decidida por la modernización, poco se puede hacer", añade el profesor universitario.

Mientras, el sociólogo Sergio Gómez, que ya destaca la magnitud del problema al que se enfrenta, no solo la provincia ourensana, sino todo el mundo rural, invita a las administraciones a apostar "por dotar de servicios, infraestructuras y facilidades para emprender" a los pequeños ayuntamientos, comentando que "pese a existir tímidas propuestas de gente que intenta volver al rural, bien por que sus padres eran agricultores o ganaderos, estas son muy escasas y de momento no ayudan a revertir la situación".


Los ayuntamientos con más hombres casi se han doblado en una década


Aunque la distribución entre sexos de la población ourensana permanece estable con el paso del tiempo, distribuyéndose entre un 52% de mujeres y un 48% de hombres, el reparto de los habitantes en la provincia ha cambiado notablemente si se comparan los datos de los padrones municipales.

Así, los ayuntamientos que ya cuentan con más hombres que mujeres en su censo ascienden a 41, mientras que uno, Castrelo de Miño, tiene el reparto totalmente equilibrado. Estas cifras suponen que los municipios en esa situación prácticamente se han duplicado en una década, ya que en 2008 estaban así 21 concellos. Si se retrocede algo más, a finales del siglo XX, eran tres veces menos.

Catorce municipios están, según los datos del padrón a 1 de enero de 2018, por encima de la media provincial en peso de las mujeres entre sus habitantes, encabezando el ranking con un 56% Quintela de Leirado y Beariz, situándose en tercera posición la ciudad de Ourense, con un 54% de féminas. Hace 10 años, la capital provincial estaba en el noveno puesto en esta clasificación.

En términos absolutos, de los 105.505 empadronados en Ourense a principios del pasado, 57.543 eran mujeres, una cifra superior a la de hace una década, cuando las féminas ascendían a 57.404, mientras que los varones eran 49.653, casi dos centenares más que en la actualidad, refleja el INE.

Las proyecciones estadísticas publicadas recientemente  para la provincia y las comarcas desvelan que la situación, salvo un giro drástico de los acontecimientos, irá a peor. 

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