La Fundación Casdemiro, que gestiona el patrimonio y los fondos bibliográficos de Julio Francisco Ogando Vázquez, ha dado los primeros pasos para convertir parte del edificio de la Praza do Trigo en residencia de artistas sin recursos, al tiempo que plantea fórmulas para que todos tengan Seguridad Social.
Una verdadera casa de artistas donde puedan vivir con dignidad y hasta un convenio con organismos oficiales y el apoyo de otros artistas reconocidos para que puedan disponer de Seguridad Social, además del mesón en el que puedan exponer sus obras y reunirse en tertulias artísticas. Este es el planteamiento que la Fundación Casdemiro, que gestiona el patrimonio y el legado bibliográfico de Julio Francisco Ogando Vázquez, realizó ayer a 25 pintores, escultores y artistas plásticos de la ciudad y de la provincia, con objeto de mejorar la situación de muchos de ellos con parte de los fondos del profesor fallecido.
Tras la reunión los artistas, encantados con la iniciativa de la Fundación, creaban una comisión que se encargará de gestionar con la entidad todos los detalles.
En realidad, fuentes de la Fundación han precisado que uno de sus grandes objetivos es fomentar la creación de una coo perativa entre los artistas, de forma que puedan llegar a cotizar a la Seguridad Social para garantizar su estabilidad futura. La fórmula a emplear, aún por definir, consistiría en un convenio con organismos oficiales que recibirían donaciones de estos artistas y otros ya reconocidos, a cambio de contribuir, con la Fundación, al pago de las cotizaciones de los más desfavorecidos. A la participación podrían unirse los arquitectos que, por boca de Javier Suances, se interesaron por la labor de la entidad.
Tras la reunión los artistas, encantados con la iniciativa de la Fundación, creaban una comisión que se encargará de gestionar con la entidad todos los detalles.
En realidad, fuentes de la Fundación han precisado que uno de sus grandes objetivos es fomentar la creación de una coo perativa entre los artistas, de forma que puedan llegar a cotizar a la Seguridad Social para garantizar su estabilidad futura. La fórmula a emplear, aún por definir, consistiría en un convenio con organismos oficiales que recibirían donaciones de estos artistas y otros ya reconocidos, a cambio de contribuir, con la Fundación, al pago de las cotizaciones de los más desfavorecidos. A la participación podrían unirse los arquitectos que, por boca de Javier Suances, se interesaron por la labor de la entidad.
