Tras la disolución completa de las siete que había en la provincia de Ourense, algunos alcaldes cabeza de comarca las valoran como 'importantes' en su momento, pero sin acabar de definir

Las fundaciones comarcales dejan un balance negativo

El centro de la Terra de Celanova está ubicado en la Torre de Vilanova y una casa anexa restaurada. (Foto: ARCHIVO)
La provincia de Ourense ha visto desaparecer las siete fundaciones comarcales que se habían ido estableciendo con carácter piloto, dentro del total de 34 que se pusieron en marcha en Galicia.
Creadas en el año 1990 con el objetivo de fomentar la cooperación entre entes públicos y privados, así como para promover e impulsar iniciativas de desarrollo en la comarca, el Consello de la Xunta autorizó su extinción durante el pasado mes de enero. Se ejecutaba, de este modo, el Plan de Avaliación de Organismos dependentes da Xunta de Galicia, aprobado en abril de 2010. Así, durante los primeros meses de este año, los patronatos de cada fundación se fueron reuniendo para acordar los términos de disolución de las entidades comarcales.

Los organismos ourensanos estaban implantados en la Terra de Celanova, O Carballiño, O Ribeiro, Verín, Terra de Trives, Terra de Caldelas y Valdeorras. En las diferentes comarcas, uno de sus cometidos era el de gestionar las ayudas institucionales, pero 'naceron con poucos recursos e por iso o mellor que puideron facer foi disolvelas'. Quien lo afirma es el alcalde de Ribadavia, Marcos Blanco, y sostiene que 'non había proxectos con sustancia, nada que puidese valer a pena'. Con él coincide el regidor celanovense, Antonio Mouriño, que confiesa que 'en tema de axudas e financiación non se conseguiu' nada a través de las fundaciones comarcales. Una de las premisas de las entidades mandaba reunir al patronato al menos una vez por año, pero 'naceron sen fondos e non tiñamos máis que para pagar a luz e ós traballadores', afirma Mouriño. Él, partidario de los organismos comarcales en un principio, puntualiza que en la práctica, 'estabamos tutelados', por lo que la autonomía era mínima.

El alcalde de Verín, Juan Manuel Jiménez Morán, piensa parecido a Antonio Mouriño al considerar que 'foron un instrumento válido no seu momento, pero ó mellor non se desenvolveron todo o que se pensaba'. En su municipio no llegó a establecerse un centro comarcal, pero entiende que las fundaciones realizaron labores importantes, como todo lo relacionado con el Plan Leader, 'polo menos en Verín'. El problema de desarrollo para Jiménez Morán se sitúa en la mentalidad de los concellos porque 'non temos visión de conxunto' y, ahora que se barajan las fusiones de localidades, lo vería complicado por esa 'pouca visión'.

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