El futuro de las residencias: un hogar reducido y adaptado a cada usuario

La irrupción del coronavirus en marzo de 2020 puso en el ojo del huracán a las residencias de mayores. En Galicia, el virus se llevó por delante la vida de 794 usuarios desde entonces, la última de ellas, una mujer de 90 años del centro DomusVi de Vigo, que falleció el pasado miércoles. Las elevadas cifras de óbitos, para los geriatras, ponen sobre la mesa la necesidad de cambiar el actual modelo de las residencias, e incluso, la normativa nacional. El futuro pasa por una mejor relación socio-sanitaria, así como por convertir los centros en hogares reducidos, adaptados a las particularidades de cada usuario. LA PATA SANITARIA Los especialistas echan de menos la presencia de la sanidad pública en los centros de mayores. “El concepto de residencias sociosanitarias es una entelequia, no existe, ni en Galicia, ni en España. Los mayores tienen derecho a la misma atención sanitaria que si estuviesen en sus casas, y ahora mismo no la tienen”, explica Miguel Ángel Vázquez, presidente de la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría (SGXX). Ricardo Fra, CEO de la plataforma gallega de innovación social “Activiza”, también hace hincapié en este punto. “Hai que mellorar esta relación, existe tecnoloxía para abrir canais de comunicación efectivos, que permitan compartir recursos que van mellorar tanto a calidade sanitaria como a calidade da residencia”, defiende. Aunque en parte de los centros haya un equipo sanitario, Vázquez recalca: “No son sus médicos de cabecera, y tampoco tiene sentido que lo sean, están para otros asuntos, como las dietas o la atención cotidiana”. "Los mayores tienen derecho a la misma atención sanitaria que si estuviesen fuera de los centros", defiende Miguel Ángel Vázquez NO A LOS “MINIHOSPITALES” El virus obligó a blindar los centros y a convertirlos, en muchos casos, en “minihospitales”, un error para los geriatras. “Cuando estás en una residencia estás en tu hogar, no estás hospitalizado. Cuando alguien viene a visitarte debería sentir que entra en una casa, en tu casa”, resume Raimundo Mateos, psicogeriatra ourensano y profesor de la Universidad de Santiago de Compostela. Ricardo Fra defiende la necesidad de establecer pequeñas unidades convivenciales para hacer posible esa sensación de hogar: “O ideal sería traballar en grupos pechados dunhas 14 persoas, o que permite unha relación máis próxima entre os maiores e os profesionais”. La reducción de grupos ya se inició antes de la pandemia. La Fundación San Rosendo, el conglomerado de centros asistenciales más importante de Galicia, ya ha dado pasos en este sentido y trabaja en burbujas convivenciales, que permiten una atención más personalizada a los usuarios, además de disminuir el riesgo de contagio. Desde la Fundación, ahora, se mantienen a la espera de la nueva normativa gallega, trabajada en una mesa sectorial y que marcará el camino a seguir. La arquitectura también juega un papel importante, así como la apertura a la comunidad. “Non pode ser que cando vas a unha residencia sintas que te queres marchar porque non é agradable”, apunta Fra. “Los nórdicos están decorando los centros con muebles de los años 50 o 60, que los mayores asocian con un lugar amigable, con un hogar”, señala Vázquez. MÁS DIVERSIDAD De igual forma que en el resto de la sociedad, en el sector de los geriátricos también debería haber diversidad de centros, adaptada a los gustos y particularidades de los usuarios. “Non pode ser que levanten a todo o mundo a unha hora concreta, que pasa se prefiro seguir durmindo un rato?”, se pregunta Fra. “Hay mayores a los que le gustaría poder desayunar o comer más tarde, pero no pueden hacerlo, tienen que ir al comedor todos juntos, a la misma hora”, señala Vázquez. Los geriatras piden mayor libertad y autonomía para que los usuarios se empoderen y puedan decidir sobre su día a día. “A lo mejor hay mayores que prefieren hacer su cama o ayudar a hacer su comida que ponerse a hacer macramé. Tienen que tener la posibilidad de intervenir, de ser autónomos, de decidir qué quieren comer. Incluso las personas con alguna demencia también tienen voz para escoger”, apunta Vázquez. “En vez de eso, los infantilizamos”, critica. Ricardo Fra (CEO de Activiza): “Non só é un cambio de modelo residencial, é un cambio de mentalidade” Ricardo Fra, CEO de la plataforma de innovación social Activiza, cree que el futuro de las residencias pasa por un cambio social. “Non é só un cambio do futuro dos centros de maiores, é un cambio de mentalidade”, defiende. Fra ve necesario que la sociedad se involucre en la vida de los mayores, y normalice el envejecimiento como parte de la vida. “Temos que normalizar ás persoas maiores, estamos acostumados a ver rapaces en cadeira de rodas, pero ao ver aos maiores… A dependencia é algo normal”, recalca. Escuchar a los mayores es clave para adaptar las residencias a sus necesidades y gustos, y convertirlas así en espacios habitables y agradables. “É preciso establecer un equilibrio que respete ás persoas e aos profesionais que traballan no centro. Hai que integrar aos maiores nos grupos de traballo, para que poidan falar das súas preferencias”, destaca. El especialista asegura que en Galicia ya se están produciendo cambios en las residencias, pero ve necesario trabajar en conjunto. “Temos que facelo todos xuntos”, apunta. Miguel Ángel Vázquez (Presidente SGXX): “Los centros tienen que ser diversos, para dar respuesta a los gustos de los usuarios” El presidente de la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría (SGXX), Miguel Ángel Vázquez, defiende la importancia de la autonomía de los residentes como una de las claves del cambio. “No podemos seguir infantilizándolos”, explica. Para Vázquez, empoderar a los mayores pasa por entender que los centros son sus hogares y, por ello, tienen derecho a escoger el que más les guste, así como a tomar decisiones acerca de los horarios, la comida o las actividades a desarrollar. “Los centros del futuro tienen que ser diversos, porque las personas mayores deberían de poder elegir un modelo u otro”, señala. Para ello, cree, es necesario que las residencias sean más transparentes y abiertas a la sociedad. Además, al igual que Fra, considera oportuno cambiar la mirada sobre los mayores: “Lo mejor que nos puede ocurrir es llegar a esa edad y poder articular lo que nos permita ser felices, que no seamos vistos como el viejo cascarrabias que toma decisiones, sino como la persona empoderada que tiene autonomía para hacerlo”. Raimundo Mateos (Geriatra): “Los mayores son los que más han invertido en este mundo y son los que menos reciben” El geriatra ourensano Raimundo Mateos, profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, hace hincapié en la importancia de una adecuada atención sanitaria en los centros. “La pandemia puso de manifiesto las graves deficiencias que venimos arrastrando, ya no podemos mirar hacia otro lado. Las personas que están en residencias necesitan la misma atención sanitaria que si estuviesen fuera, y no la tienen la mayoría de las veces”, asegura. El profesional pide un mayor acercamiento de la sanidad a los geriátricos: “Los mayores son los que más han invertido en este mundo que tenemos, y los que menos reciben”. En cuanto a la salud mental, Mateos es claro: “Hay una grave deficiencia que tenemos que mejorar, las personas con enfermedad mental no reciben la atención suficiente. Tiene que haber recursos para atenderlos, necesitamos unidades psicogeriátricas interdisciplinares que trabajen con los mayores, al menos una por cada área sanitaria. Era un objetivo fijado en el siglo pasado, que aún no hemos hecho realidad”. José Manuel Pérez (Tesorero SGXX y enfermero geriatra): “Tenemos que orientar la atención a las personas, en eso hay que dar un acelerón" José Manuel Pérez, tesorero de la SGXX, enfermero geriatra y director de residencia, cree que la pandemia no dejó en evidencia al sistema de atención a los mayores. “Por parte del sistema de salud sí que se dejó un poco de lado a los mayores. Las residencias tuvieron que convertirse en hospitales, y no creo que sea hacia ahí a dónde hay que ir”, señala. Pérez, que trabaja en esta área social desde hace más de 20 años, asegura que el modelo de centros de mayores ya estaba cambiando antes de la pandemia. “Ya estábamos orientándonos al cuidado, a la autonomía, a fomentar la participación de usuarios y familias, se trabajaba en pequeños grupos…”, explica. La llegada del virus paralizó los cambios, pero ahora es el momento de retomarlos, según defiende. “Tenemos que dar un acelerón en orientar la atención a la persona, la pandemia en eso nos ayudará a ir más rápido, probablemente”, apunta. El profesional, además, recalca la calidad de la atención en Galicia: “Contamos con muy buenos profesionales que se han partido la espalda en ayudar a los mayores”.