REPORTAJE

La garantía de un agua de calidad

photo_camera Vista aérea de los decantadores de la ETAP de As Coiñas.

La estación potabilizadora de As Coiñás, en funcionamiento desde noviembre, asegura el abastecimiento a los barrios del margen derecho del Miño. Una jornada de puertas abiertas, por la Semana del Agua, permite conocer su importancia

El polígono de O Vinteún, al lado del enlace que comunica la N-525 y la N-120, alberga desde hace algo más de dos años la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de As Coiñás, una infraestructura en la que se han invertido 21,7 millones de euros, a los que hay que sumar 7,4 millones en conducciones, que se  ha convertido en la garantía de suministro de un agua de excelente calidad a los 107.000 habitantes de Ourense, una labor compartida con la veterana ETAP de San Francisco, que debido a su ubicación en pleno centro de la ciudad, "encajada" entre edificaciones, no tenía margen de ampliación para satisfacer plenamente las necesidades del municipio.

La moderna estación construida en As Coiñás comenzó a funcionar el pasado mes de noviembre gestionada por Viaqua, la empresa concesionaria del servicio de aguas en el Concello. En la planta trabajan cinco personas habitualmente -dos electromecánicos, un jefe de mantenimiento y un jefe de línea de procesos-, además del personal eventual que se pueda sumar a los trabajos.

El proceso que se realiza en esta ETAP va dirigido esencialmente a la población que vive en el margen derecho del Miño (O Vinteún, A Ponte...). El jefe de mantenimiento de la planta, Ricardo Ameijeiras, destaca el "excelente rendimiento" que está ofreciendo la instalación en los meses que lleva funcionando, un trabajo invisible para la población pero crucial para que al abrir el grifo se pueda beber el agua sin problema.

Todo comienza con la captación del agua desde el río Miño gracias a tres bombas que recogen, cada una, 100 litros por segundo que se transportan hasta la planta, donde se realizan los análisis pertinentes para analizar su turbidez, PH o temperatura, una fase que depende de la calidad del agua durante la recogida en el Miño, "excelente" según explica Ameijeiras.

Durante el tratamiento que se le da al agua en As Coiñás, destaca la añadidura de productos químicos o la generación de ozono. Tras el primer tratamiento, el agua pasa a los decantadores, donde la suciedad que pueda tener se va al fondo de la estructura, que tiene forma cónica para facilitar el proceso, y también tiene lugar la deshidratación de los fangos.

Acto seguido llega el turno de los filtros de arena, que retiene las partículas y deja salir el agua, que ya se puede utilizar para el uso industrial de la planta, aunque todavía no para consumo individual, ya que hay que añadir hipoclorito sódico. Una vez que el agua ya tiene la calidad exigida, se almacena en un depósito, momento previo asu bombeo hasta Eiroás, desde donde se distribuye a los hogares y negocios ourensanos.

“Ni una gota se desperdicia"

"No se desperdicia ni una gota". Así de rotundo se muestra Ricardo Ameijeiras, que explica que la ETAP de As Coiñas es una planta de vertido cero, en la que el agua que no reúne los requisitos para ser enviada a los hogares se devuelve al inicio del proceso para tratarla de nuevo y que pueda ser potabilizada.

Todo se dirige desde la sala de control, donde los electromecánicos regulan las dosis de los distintos productos químicos que se deben añadir al agua y la velocidad de los diferentes procesos.
El trabajo en esta planta y en la de San Francisco garantiza la tranquilidad de la población ourensana en lo que a agua potable se refiere. Ourense disfruta además de la certificación internacional ISO 22.000 de seguridad alimentaria y control de la inocuidad del agua potable, una norma que se aplica a las diferentes industrias alimentarias. Sin el trabajo realizado en plantas como en la de As Coiñás, no sería posible.

La vieja Edar de Reza se despide trabajando

La vieja estación de depuración de aguas residuales (EDAR) de Rez, también abierta a los ciudadanos durante dos días de la semana que ahora acaba por el Día Mundial del Agua, el próximo martes, se empequeñece ante la construcción a unos pocos metros de la nueva instalación, mucho más moderna y preparada para tomar el testigo a lo largo de este año para hacer frente a las demandas de una ciudad como Ourense. Sin embargo, esto no impide que la depuradora siga funcionando a pleno rendimiento para tratar y distribuir las aguas residuales y pluviales.
El proceso comienza en el denominado edificio de entrada, donde llega el agua desde el colector situado en O Couto. En esta primera fase se utiliza una especie de cuchara para retirar los sólidos más voluminosos como tablas, maderas..., así como un clasificador de arenas y de grasas.
Una vez realizado esto, comienza la etapa de decantación primaria en dos gigantescos tanques de forma cónica que eliminan los sólidos en suspensión y envían los fangos primarios a una arqueta.

En este momento, si el agua ya reúne unas condiciones estipuladas por la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, ya se puede devolver al Miño para evitar un exceso de caudal, siguiendo el resto el tratamiento en el reactor biológico, que la jefa de planta de la EDAR, María Micaela Sánchez, llama "el pulmón de la depuradora". Ahí, mediante unas bacterias convenientemente tratadas, se elimina la química que acompaña al agua residual en dos fases, una anaeróbica y otra con oxígeno para pasar a la decantación secundaria y poder devolver más agua ya depurada al río. Los fangos restantes pasan a los digestores, donde se remueven continuamente durante 28 días antes de extraerlos para ser secados y poder darle diferentes usos como compostaje o abonos.

Un relevo necesario

Las quince instalaciones que componen la vieja depuradora de Reza ocupan una superficie de 25.000 m2 en la que trabajan quince personas de la empresa Viaqua. Inaugurada en 1993, estaba planificada para 88.000 habitantes. Con la nueva depuradora, esto se solucionará ya que podría dar servicio a un municipio de 320.000 habitantes. Esto no impide que la actual instalación resista a pleno rendimiento, dando sus últimos coletazos y realizando una labor fundamental para la ciudad. n

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