La apuesta del Estado en Ourense ha vuelto a dejar en el proyecto de presupuestos fondos para obras que llevan en la mesa del Gobierno central de turno desde hace muchos años y que, pese a la consignación de partidas, no terminan de avanzar al ritmo inicialmente previsto y acumulan notables retrasos. Esto supone que, según la proyección a futuro incluida en las cuentas estatales, los planes estratégicos para la provincia se demoren en su finalización y, de esa forma, puedan ser útiles a la ciudadanía.
La inauguración más cercana es la de la llegada de la alta velocidad ferroviaria a la provincia, que si nada se tuerce sucederá a lo largo del mes de diciembre de este 2021. La fecha es, no obstante, la sexta diferente que se ha dado para esta efeméride y que ya ha sido responsabilidad de siete ministros de Fomento, desde Francisco Álvarez Cascos, que impulsó los primeros contratos, a Raquel Sánchez, que se subirá previsiblemente a ese tren inaugural.
Con todo, el AVE no estará completo en su totalidad hasta que sea una realidad la variante exterior entre Taboadela y Ourense, algo que según el cronograma que marca el proyecto de presupuestos no sucedería hasta 2026 tras una inversión de 475 millones. El puzle ferroviario precisa también de la intermodal, que según la Subdelegación del Gobierno contará el próximo año con 21 millones. El programa de obra, sin embargo, alarga hasta 2028 los trabajos para completarla.
Tras la puesta de largo de la alta velocidad, en 2022 no se esperan nuevos cortes de cinta en la provincia por parte de representantes del Gobierno central. Las proyecciones presupuestarias dicen que hay que esperar a 2023 para culminar la reforma del Museo Arqueolóxico y su apertura al público, un proyecto que se fraguó en los albores del siglo XXI. En 2023 sitúa también Transportes la finalización de la circunvalación de O Barco, aunque visto que el ritmo de obra no es el deseado, son muchas las voces que apuntan a que se producirán retrasos importantes.
En materia de movilidad viaria, tampoco se esperan a corto plazo inauguraciones en la ciudad, dado que construir el tramo de 1,7 kilómetros entre Eirasvedras y Quintela requerirá esperar al menos hasta 2025. Este recorrido configuraría, por su parte, el inicio del trazado de la A-56 entre Ourense y Lugo, una autovía que con partidas anecdóticas en el presupuesto previsto no tiene ni siquiera un plazo de finalización, tal y como sucede con la A-76 para conectar con Ponferrada. El horizonte para estas dos carreteras llamadas a vertebrar el interior de Galicia es claramente difuso.
Más de lo mismo sucede con otros proyectos en cartera desde hace lustros como el AVE directo a Vigo, que si todos los astros se alineasen llevaría un mínimo de 10 años conseguirlo. Una espera que, por otro lado, no sorprende en una provincia acostumbrada a conseguir avances con sangre, sudor y lágrimas.
El complejo de San Francisco, que se culminó en 2020, última inauguración
El complejo cultural de San Francisco ha sido el último proyecto impulsado por el Estado que se ha completado en la provincia, algo que sucedió a mediados de 2020. Este hecho no puede ocultar, sin embargo, que esta actuación ejemplifique a la perfección lo que le cuesta a la provincia que se culminen las apuestas en las que Madrid está involucrada.
La iniciativa fue concebida a finales de la década de los 90, cuando Mariano Rajoy era ministro de Cultura y Manuel Cabezas alcalde de la ciudad. El primer plazo que se dio para tenerlo listo vencía en 2006. Incumplimientos contractuales, adjudicaciones fallidas y un sinfín de problemas después, en diciembre 2019 se lograba abrir la Biblioteca y, medio año después, completar el proyecto con la puesta de largo el Archivo Histórico. El último hito en Ourense con protagonismo estatal. n
