Reportaje

Los guardianes verdes de la plaza Saco y Arce

Arbol plaza saco y arce
photo_camera Enca Marín y sus dos colaboradores colocan uno de los árboles.

La idea de plantar dos arces se le ocurrió a la vecina Enca Marín: "Faltaban árboles en los alcorques desde hace mucho tiempo".

La plaza Saco y Arce del Casco Viejo muestra, desde el jueves, una nueva imagen. Dos arces ocupan los alcorques vacíos gracias a la vecina de la zona Enca Marín y a dos hombres habituales del lugar. 

"Llevábamos años sin árboles, el Concello plantó tres cerezos hace tiempo, pero solo uno creció bien y nadie se ocupó de los otros dos, que secaron, por lo que teníamos dos huecos vacíos, sin nada", explica Marín. Ante la falta de naturaleza en la plaza, dos habituales del espacio, un padre y un hijo, empezaron a plantar diversas especies en los alcorques durante los meses del pasado verano.

"Plantaron varios naranjos pequeños, también avellanos, pero claro, entre que hacía mucho calor y que los coches pasaban por encima, no crecían", explica la vecina, que todos los días solía bajar con cubos de agua para regar las plantas.

"Siempre hablábamos de si iban a mejor, de si a uno le salía un brote, si parecía que mejoraban... Ellos se ocupaban de cuidar las plantas, pero veíamos que no salían adelante, con pena ", apunta. El padre y el hijo cuidaban, de forma altruista, los árboles de Saco y Arce, pero los frutos de su esfuerzo no salían adelante. 

Entonces, a Enca Marín se le ocurrió una idea: "Pensé que podíamos comprar dos árboles para plantarlos entre todos en la plaza. La verdad es que no me dirigí al Concello porque pensé que tardarían mucho tiempo en hacerlo y que, además, no sería un proceso que ellos –el padre y el hijo– sentirían como suyo. Me gustaba la idea de que fuesen partícipes en todo momento". 

Marín se encargó de ir a un vivero y comprar los arbustos, dos arces –"Me pareció que tenía sentido en la plaza Saco y Arce"–. Ayer por la mañana, se ocuparon de colocarlos con cuidado en los alcorques. "Cuando se los enseñé a ellos se alegraron mucho, se pusieron muy felices, incluso empezaron a cavar con las manos para colocarlos ya", explica. Entre los tres, y con ayuda de una pala, plantaron los dos árboles de los que ya disfrutan vecinos y viandantes. "Quedaron muy bien, la verdad", asegura la vecina. 


Los “guardianes"


Enca Marín asegura que el padre y el hijo habituales de la plaza son como los "guardianes": "Por la noche –el jueves– se inaugura un bar en la plaza, y ya me dijeron que iban a vigilar que nadie moviese los árboles". Según le explicaron a la vecina, el abuelo de la familia fue uno de los que colocó los cantos rodados que se ven en el suelo de la plaza: "Creo que por eso la sienten tan suya y la cuidan tanto". 

A partir de ahora, tanto ellos como Marín se encargarán de cuidar a los nuevos inquilinos de la plaza, así como de protegerlos de cualquier tipo de agresión de coches o viandantes.

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