Emilio Paradela Feijóo, gerente de la 'Adega do Emilio', atravesaba problemas económicos

Hallado muerto de un tiro en la sien el hostelero de A Ponte

El conocido empresario ourensano de hostelería Emilio Paradela Feijóo (51 años) fue hallado sin vida, con un tiro en la sien, pasadas las doce de la mañana de ayer en Rivela, en el municipio de Coles, cerca de un conocido restaurante del lugar, pero en una pista de tierra.
La Guardia Civil fue alertada por el Centro de Atención de Emerxencias 112 Galicia, servicio al que un vecino del lugar llamó al ver el vehículo, alertando que llevaba tiempo estacionado en ese camino. El comunicante sabía que las fuerzas de seguridad estaban buscando al hostelero pontino, al que se le perdió el rastro a media mañana del martes tras abandonar el emblemático restaurante que regentaba, la 'Adega do Emilio'.

Los agentes desplazados al lugar localizaron en el interior del vehículo (asiento del conductor) el cadáver de Paradela Feijóo que presentaba lesiones de arma corta (pistola de pequeño tamaño) con orificio de entrada y salida en la cabeza. Desde un primer momento se estableció como principal causa de la muerte el suicidio, ya que tenía el arma en la mano, si bien el cadáver fue llevado el CHUO para la práctica de la autopsia. Ni en el coche ni en su domicilio particular aparecieron notas de despedida que hicieran prever este trágico desenlace.

La noticia rápidamente se difundió por toda la ciudad, en donde la víctima era una persona muy conocida y apreciada por su afabilidad y empatía tanto con vecinos como con los clientes. El hostelero, casado en segundas nupcias tras la muerte hace 13 años de su primera esposa, deja viuda y tres hijos, uno de ellos de corta edad.

Según sus allegados y amigos, su estado anímico se había deteriorado en los últimos meses y, tal como confesó su familia más directa a la Policía Nacional cuando presentó la denuncia por desaparición, 'se encontraba deprimido'. Además, sufría una dolencia cardiaca -hace años sufrió un infarto de miocardio- para la que precisaba medicación, porque había sufrido nuevos achaques. De hecho, el día en que desapareció tenía concertada una cita con el cardiólogo a la que no acudió.

En su estado anímico tampoco eran ajenos los problemas económicos que sufría el hostelero en los últimos tiempos, quien regentaba tres negocios de hostelería en la avenida de As Caldas. La coyuntura económica pasó factura a un restaurante que, aunque seguía teniendo un volumen de clientela importante, no conseguía alcanzar los ingresos de antaño para hacer frente a proveedores y a una plantilla fija de 20 trabajadores.

Las escenas de pesar y dolor entre sus empleados cuando se enteraron de la noticia no se hicieron esperar, arremolinándose entre sollozos y abrazos a las puertas de los negocios.

La autopsia, que será practicada en la mañana de hoy, determinará, entre otras cuestiones, la hora aproximada de la muerte, aunque, según fuentes cercanas al caso, todo apunta a que se produjo el mismo día de la desaparición, el pasado martes.

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