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Hemeroteca | El espléndido legado de Benigno Quiroga para Pungín

Aspecto que ofrecía la escuela de Pungín ya levantada en 1924.
photo_camera Aspecto que ofrecía la escuela de Pungín ya levantada en 1924.

(1) No hace mucho moría en las lejanas costas del pacífico, en Chile, don Benigno Quiroga Fernández, en donde alcanzó una considerable fortuna. Los años de ausencia y la enorme distancia no aminoraron el cariño a su pueblo natal, Pungín, y, como prueba perenne de ese profundo amor a su terriña, legó en su testamento una parte alícuota de su cuantiosa fortuna para la fundación y sostenemiento de un colegio en su pueblo.

Sin duda recordando el atraso en que vivían sumidas nuestras aldeas pensó que en nada mejor podía emplear parte de su capital que en facilitar medios de instruir y educar a la juventud de su Patria, dotándolos de un bagaje de cultura que los colocase en plano igual o superior a los de otros países y en condiciones ventajosas para la lucha por la vida.

Su viuda y heredera, doña Leona Urruticoechea, de noble familia vasca, deseosa de cumplir la voluntad de su marido, con mano pródiga ofrece 7.500 libras esterlinas, de las cuales se detraerán 35.000 pesetas para la construcción de los edificios del colegio -supliendo ella todo cuanto sea preciso para dejarlos con todos los adelantos modernos- y el resto constituirá el capital dotal, para su sostenimiento.

Con ello le quedará al colegio una renta anual de unas 7.500 pesetas. Se está tramitando el expediente de información, interminable como todo en España. Parece ser que se intenta fundar una escuela de niños y otra de niñas. Y nos permitimos llamar la atención de las autoridades y corporaciones que en ello intervienen. Debido a los constantes esfuerzos del Goierno español, la enseñanza primaria está bien atendida, sobre todo en Pugín, donde existen esuelas de ambos sexos. 

¿No sería infinitamente más beneficioso que ese colegio fuese de enseñanza superior, de conocimientos mercantiles, de Bachillerato y Magisterio, regido por tres profesores, un licenciado en Letras, otro en Ciencias y un profesor mercantil con facultad de admitir alumnos extraños el municipio, previo pago?

Brindamos la idea al señor ministro de Instrucción pública, a doña Leona Urriticoechea, y a la Junta provincial de Beneficiencia. Con ello se reportarían inmensos beneficios a la juventud de la comarca, tan comercial y aventurera, tan propensa a la emigración, y a los que desean estudiar carreras. Con lo otro... unas escuelas más, innecesarias. 

(1920)

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