Esplendor termal: hermanos gallegos de los grandes balnearios europeos

Once ciudades europeas recibieron la pasada semana el título de Patrimonio de la Humanidad. Todas tienen un vínculo común: el termalismo. El reconocimiento de la Unesco se basa, precisamente, en el uso que han sabido dar del agua minero medicinal a lo largo de los últimos dos siglos, en alguno de ellos, su historia termal se remonta a la Edad Media y a la epoca de los romanos. Pero fue entre el último tercio del siglo XIX y el primero del XX cuando esas ciudades lograron su máximo esplendor. La vuelta del termalismo en su doble vertiente terapéutica y lúdica, es un hecho que se está verificando en prácticamente todo el mundo. En Galicia, también. La mayor parte de esos grandes balnearios de Europa, si no todos, tienen en Galicia sus aguas gemelas. Similares características e idénticas aplicaciones terapéuticas. Reportaxe sobre o balneario de Laias, na provincia de Ourense. (Xesús Fariñas) Baden bei Wien, en Austria, tiene aguas sulfurosas termales y su perfil terapéutico es prácticamente el mismo que el del Balneario de Laias y ambos comparten técnicas semejantes para tratar artrosis y reumatismo, dolores articulares y otras dolencias del aparato locomotor, o mitigar el efecto de las fibromialgias, entre otras muchas dolencias. Carballiño y Carlsbad Hace ya un lustro que O Carballiño cumplió doscientos años como destino termal. Es uno de los balnearios más antiguos de España. Hace más en la primera mitad del siglo XX era publicitado como “El Carlsbad gallego”. Y lo cierto es que, aunque las aguas no son exactamente iguales, en el balneario bohemio emergen a más alta temperatura, sí que comparten un uso terapéutico en bebida dedicado especialmente a personas con problemas en el aparato digestivo, páncreas e hígado. Carlsbad, debe su nombre al rey de Bohemia Carlos IV. A partir de la incorporación a Checoslovaquia (hoy, en la república de Chequia) cambió su nombre por el de Karlovy Vary, al igual que Marienbad, a pocos kilómetros de distancia, que cambió el nombre por el de Mariánské Lázně. Su historia es contemporánea a la de O Carballiño, pues empezó a florecer en el siglo XIX. Goethe, Kafka, Wagner, Freud, Gorki, Nietzsche o Mark Twain fueron algunos de sus visitantes ilustres. La misma agua pero no la misma historia Cuando hablamos de spa, pensamos en un centro de tratamiento del agua. Pero lo cierto es que es un epónimo. Es decir, la ciudad belga Spa, donde Agatha Christie hizo nacer a su detective Hercule Poirot, se convirtió en el paradigma de los centros de salud termal a los que ahora se denominan spas. Ello es debido a su larguísima lista de fuentes de aguas minerales que surgen en el entorno de esta pequeña ciudad, algunas de baja mineralización, otras de más alta, pero con una abundancia de fuentes de aguas frías, bicarbonatadas y algo ferruginosas. Podríamos estar hablando de Mondariz. Spa, además, forma parte, junto con Ourense, Vichy, Bath y otras, de la Asociación de Ciudades Históricas con Balnearios que preside Manuel Baltar, y también de la asociación de ciudades que forman parte de los caminos a Compostela, cuyas rutas se extienden más allá de las fronteras de España y cada vez alcanzan un origen más alejado del destino. Verín y Vichy Y ya que hablamos de Vichy y Bath, también tienen en Galicia balnearios que se hermanan por la tipología de sus aguas. En el caso del primero, de aguas de gran mineralización, carbónicas y bicarbonatadas sódicas, no tenemos más que acercarnos hasta Verín, o incluso cruzar la frontera y adentrarnos en Vidago y Pedras Salgadas, para encontrar una formulación semejante. Las aguas del Támega y las de esta pequeña ciudad en la Auvernia que fue capital de la Francia gobernada por Petain, un episodio de la historia que los vecinos de esta ciudad prefieren no recordar. Su auge como ciudad termal comenzó en la segunda mitad del siglo XIX, y sus primeras aguas embotelladas son contemporáneas de las aguas de Sousas, la decana de las embotelladoras gallegas. La actividad termal hizo que Vichy creciese de manera considerable en esa época. En 1866 tenía menos habitantes que Verín, pero a partir de esa fecha su demografía fue creciendo arrastrada por la pujanza del termalismo hasta alcanzar los casi 25.000 habitantes que tiene en la actualidad. Verín es, a día de hoy, la villa gallega que más plantas de embotellado de agua mineral tiene en servicio y sus aguas, al igual que las de Vichy, extienden su área de influencia prácticamente por todo el mundo. Bath y Molgas Con respecto a Bath, la explotación de sus aguas comenzó en la época de los romanos que fundaron aquí Aquae Sulis, probablemente en una época contemporánea en la que hacían lo mismo en Baños de Molgas, con la fundación de Aquis Salientibus. Bath (Baño en ingles) se convirtió en el paradigma de la instalación termal, como Spa en Bélgica y Bad o Baden en los países de habla alemana. En Galicia, en cambio, encontraremos indistintamente Baños, Caldas, Caldelas… Al igual que en Bath, en Molgas se emplean todo tipo de baños: de hidromasaje, de aeromasaje, chorros, chorros subacuáticos, duchas circulares… Antes de la declaración de la Unesco, a las once ciudades históricas termales de Europa, Bath ya había logrado la declaración de Patrimonio de la Humanidad, gracias a una arquitectura de gran riqueza y diversidad en la que destacan los edificios de estilo georgiano. Aquí vivió el astrónomo Friedrich Wilhelm Herschel y bajo su cielo nocturno descubrió el planeta Urano en 1781, convirtiéndose en el primer planeta descubierto en nuestra era. Montecatini y Caldelas de Tui Montecatini es la ciudad termal italiana incluida en la lista de las once que la Unesco ha catalogado como patrimonio de la humanidad . Se encuentra en la Toscana. Muy cerca de la gran villa termal y sus numerosos establecimientos trabaja a pleno rendimiento la factoría de Hitachi en la que están fabricando los 23 trenes de alta velocidad que a partir del año que viene circularán por las líneas españolas, bajo la enseña de ILSA, una de las empresas que competirá con Renfe. Sus aguas sulfurosas tienen un perfil químico y termal muy semejante al de las aguas de Caldelas de Tui, las últimas minero medicinales que se encuentran a orillas del Miño. Reportaje sobre el balneario de Laias en la provincia de Ourense. (Xesús Fariñas) Clorudado sódicas, su temperatura va de los 47 a los 56 grados, dependiendo del manantial del que se extraigan. Por la tipología y composición química, se ha convertido en uno de los centros termales más solicitado por personas que padecen algún tipo de dolencia en las vías respiratorias y ese es también el principal objetivo terapéutico de las aguas de Montecatini. Baden Baden y Ourense Tal vez uno de los centros termales más conocidos de Europa sea Baden Baden, al pie de la Selva Negra, en el estado alemán de Baden-Wurtenberg. Convertido en uno de los grandes centros balneoterápicos de Europa, que es como decir del mundo, Baden Baden tiene un gran raudal de agua termal que aflora prácticamente por todo su subsuelo. Hay hoteles e incluso viviendas, que alimentan su calefacción y su agua caliente sanitaria de ese aquífero que parece interminable del que emergen aguas a 60 grados. La temperatura y la abundancia del agua nos hacen pensar en la semejanza que ese acuífero tiene con el que aflora en Ourense, desde Las Burgas y otros puntos de la ciudad, hasta las fuentes que emergen en la margen derecha del río. Pero Baden Baden se encuentra en la Europa central y Ourense en el interior de Galicia. Y la ubicación, en la época en la que el termalismo comenzó a bullir con gran esplendor, a finales del siglo XIX era determinante. El desarrollo económico de Baden Wurtenberg y luego de Alemania, una vez unificada, ayudó a que ese territorio regado generosamente por aguas calientes se convirtiese en un emporio termal. Y en cambio Ourense todavía espera el espaldarazo para situarse en el lugar que le corresponde por la calidad y abundancia de sus aguas. La química hermanó las villas termales gallegas con los grandes balnearios europeos. Vichy y Verín, Baden Baden y Ourense, Bath y Molgas... Pero la historia siguió por cursos diferentes. El emplazamiento en la Europa central hizo que los grandes balnearios prosperasen en el siglo XIX, en pleno auge de la revolución industrial y la riqueza de esos países europeos. El termalismo no se expandió en España con la misma intensidad que en la Europa central en la que se encuentran esas once ciudades. La pujanza de esos balnearios debe mucho a la aristocracia y a una burguesía que se enriqueció durante la revolución industrial. Sobrevivieron a la decadencia producida como consecuencia de la segunda guerra mundial y alguno de esos establecimientos se benefició del Plan Marshall. El agua puede ser la misma, pero el curso de la Historia discurrió con diferente suerte en esos balnearios que en los nuestros.