OURENSE

La acusada de envenenar a su marido: “Me decía que no servía para nada"

La víctima, quien llegó a estar en coma, asegura que sospechaba de ella tras el ingreso en el CHUO: "Sólo comía si lo hacía ella" 

A María José González Pérez (40 años) le costó reconocer las miserias de su matrimonio pero lo hizo en las últimas preguntas del interrogatorio en el juicio que se sigue contra ella en la Audiencia por intentar asesinar con medicamentos a su esposo y maltrato en el ámbito familiar. En enero de 2013, cuando su marido ingresó en el CHUO a causa de su bajo nivel de consciencia, su relación era "normal, con problemas típicos de las parejas". Pero al entrar en detalle, los gestos, que no las palabras, la delataron.

-¿Se sentía menospreciada?, -le preguntó su abogado-.

-No -respondió-.

-¿Pero no le faltaba al respeto y le decía que no servía para nada delante de sus hijas?.

En ese momento, tras musitar un lacónico"sí", se echó a llorar.

La inculpada negó, en 45 minutos de interrogatorio, que hubiera suministrado a su esposo con el fin de quitarle la vida, a través de la comida y bebida, los antidepresivos tricíclicos y benzodiazepinas que ella tenía prescritos desde 2009 para la depresión, ansiedad y una hernia discal. Más aún, aseguró que su marido le cogía de vez en cuando Tranxilium (la marca comercial de un conocido medicamento para la ansiedad). "Cuando tenía bajones me los cogía a mí", aseguró, aunque él después lo negó. La víctima, Manuel Rodríguez, aseguró que sólo tomaba pastillas para el colesterol. Y el único contratiempo médico: mareos cuando veía sangre.

Al fiscal le llama la atención la frecuencia con la que ella compró el ansiolítico antes y después del ingreso hospitalario el 8 de enero de 2013. Según consta en la receta electrónica fue a la farmacia por Tranxilium el 31 de diciembre de 2012 así como el 10, 20 y 30 de enero de 2013.

Manuel Rodríguez ingresó en el hospital tras requerir su esposa la presencia de la médica de cabecera de Vilamarín en el domicilio. La noche antes había ingerido un preparado de puré de espárragos -una comida que le encantaba- que "amargaba muchísimo", según describió él. Sólo tomó una cuchara pero después fue a la nevera a beber leche (una marca que sólo consumía él) que, aunque le supo mal, tomó media taza.

A las siete de la mañana, cuando se disponía a levantarse para ir a trabajar en la construcción, le fue imposible: "Me tropezaba la lengua al hablar", dijo. Ya ingresado en el hospital, padeció un momento crítico cinco días después al entrar en coma tras sufrir una parada cardiaca de 10 segundos con sólo 28 pulsaciones por minuto. La tesis del fiscal es que su esposa, quien estuvo en todo momento a su lado, siguió suministrándole medicamentos diluidos en el agua y los zumos.

Fue un análisis, cuyos resultados se conocieron el día 15, el que evidenció el rastro de los antidepresivos y ansiolíticos en el suero y la orina de Manuel Rodríguez.

Una tía política de la víctima confirmó antes de saberse esos resultados que la esposa de Manuel ya le apuntó que su ingreso hospitalario podría deberse a una posible y voluntaria ingesta de pastillas. "Nos lo dijo antes de entrar en coma", aseguró la testigo.

A final de mes, el marido de la acusado recibió el alta médica y regresó con ella a casa. Sospecha de María José y de hecho sólo comía los alimentos que veía que ella también ingería, tal como relató a los magistrados. Eso sí, aseguró que no hubo más puré.

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