El Centro Cultural Marcos Valcárcel acogió ayer la inauguración de “Tarecos”, una serie fotográfica que experimenta con objetos ensamblados y desprovistos de su sentido práctico. Esta muestra, obra del director de arte Alejandro Caporale, ya fue expuesta en Madrid y llega ahora a la ciudad.
Para incluirlos en esta exposición, le interesaba que fueran “objetos inclasificables”. Caporale se los fue encontrando en mercadillos e incluso en la misma basura. Su objetivo es ocultar la funcionalidad pasada de los utensilios empleados y “que no se vean las tijeras, el embudo…”. Algunos compañeros artistas le preguntan por qué no expone directamente los objetos en lugar de su imagen. “A mí me interesa cómo se reflejan al otro lado de la cámara: el metaobjeto. Todo con iluminación sencilla y natural. A través de la cámara, los objetos obtienen otro toque. Y ya no los puedes rodear”, reflexiona.
A Caporale no le gusta opinar de sus obras, porque “son ellas las que deben hablar”. El artista nació en Argentina pero se crió en Ourense y vivió aquí (donde aún reside su familia) durante tres décadas y hasta hace pocos años. Sus exposiciones son una suerte extraña para el visitante. Esto se explica por su exigencia personal. “Mis padres, que son unos artistas fabulosos, me enseñaron que en el arte debes tener algo que decir, siempre con modestia y buscando un toque propio. Si no, es mejor estar callado”.
A lo largo de su trayectoria, alternó modalidades como el grabado, la fotografía y el vídeo para “explorar las posibilidades de cada técnica”. Ve el arte como “una forma de vida, una terapia y una manera de comunicarme”.
ELOGIO A OURENSE
Caporale, que reside en Santiago, pone en valor la vida artística de Ourense. Aquí colaboró en diferentes proyectos, como “Lugares da memoria”. Y la efervescencia cultural de Ourense “me parecía lo normal, pero cuando salí fuera me di cuenta de que aquí hay más inquietud y gusto por lo artístico que en muchos otros lugares, donde el creador está encerrado en sus talleres, a lo suyo. Y aquí se cuenta también con el OUFF, el teatro…”. Aunque en la actualidad, reconoce Caporale, “me llegan rumores de que no se apuesta mucho por la cultura a nivel municipal”. Él aún recuerda los tiempos de la movida, cuando el rock and roll era ley en Ourense. “Llegué a leer que había 70 garitos en los 80”, recuerda.