José Manuel López González tiró a dar hacia todos sus compañeros de banquillo, incluida a la que era su socia en un negocio de hostelería -La Colmena- en 2009, una empleada del bar Cafetal y la pareja de esta última -Belén Rodríguez, Pilar Silva y Manuel Mosquera, respectivamente-. Los involucró ante el tribunal que los juzga desde ayer por su presunta participación en una trama para la venta de cocaína a través del bar Cafetal, cuya arrendataria era Belén Rodríguez.
También él entonó el 'mea culpa', pero atribuyéndose el papel de mero consumidor que a cambio de pesar la droga y embolsarla para su posterior venta en el bar se quedaba con algún que otro gramo (sobre cinco a la semana, según puntualizó). Esas tareas -explicó- las realizaba en un negocio familiar dedicado a la instalación eléctrica.
Esa operación, según añadió, la realizaba una o dos veces por semana, repartiendo en pequeñas dosis una media de 50 gramos. Explicó con todo detalle que, una vez preparada, la dejaba de nuevo en un armario del Cafetal para que tanto Belén como Manuel la vendieran a clientes y amigos. Con respecto a Pilar Silva -camarera por la mañana en ese bar- dijo que 'también alguna vez se encargaba de vender'. En cuanto a la procedencia de la cocaína comercializada, aseguró desconocer dónde la compraba Mosquera.
Los otros tres encausados negaron todo. Ni tocaban ni vendían droga (la única droga incautada el 29 de junio de 2009 en la operación policial la llevaba Manuel López).
Manuel Mosquera, a preguntas del fiscal, aseguró desconocer el motivo por el cual su compañero de proceso penal lo acusaba. Puesto a especular adujo razones sentimentales: 'Estará dolido, porque estaba enamorado locamente de Belén y yo apoyaba su relación con otro chico (un guardia civil)'.
Este inculpado justificó su presencia habitual en el bar Cafetal a que iba a visitar a su pareja e incluso la ayudaba en alguna ocasión, preparando menús de comida para clientes del local.
Tanto Pilar Silva como el de la responsable del bar, Belén Rodríguez, negaron traficar con cocaína, sin dar una explicación al porqué de la incriminación de Manuel López.
El juicio continuará hoy en la sala de vistas de la Audiencia con la declaración de varios testigos y las conclusiones finales del fiscal y los letrados de la defensa.
Esa operación, según añadió, la realizaba una o dos veces por semana, repartiendo en pequeñas dosis una media de 50 gramos. Explicó con todo detalle que, una vez preparada, la dejaba de nuevo en un armario del Cafetal para que tanto Belén como Manuel la vendieran a clientes y amigos. Con respecto a Pilar Silva -camarera por la mañana en ese bar- dijo que 'también alguna vez se encargaba de vender'. En cuanto a la procedencia de la cocaína comercializada, aseguró desconocer dónde la compraba Mosquera.
Los otros tres encausados negaron todo. Ni tocaban ni vendían droga (la única droga incautada el 29 de junio de 2009 en la operación policial la llevaba Manuel López).
Manuel Mosquera, a preguntas del fiscal, aseguró desconocer el motivo por el cual su compañero de proceso penal lo acusaba. Puesto a especular adujo razones sentimentales: 'Estará dolido, porque estaba enamorado locamente de Belén y yo apoyaba su relación con otro chico (un guardia civil)'.
Este inculpado justificó su presencia habitual en el bar Cafetal a que iba a visitar a su pareja e incluso la ayudaba en alguna ocasión, preparando menús de comida para clientes del local.
Tanto Pilar Silva como el de la responsable del bar, Belén Rodríguez, negaron traficar con cocaína, sin dar una explicación al porqué de la incriminación de Manuel López.
El juicio continuará hoy en la sala de vistas de la Audiencia con la declaración de varios testigos y las conclusiones finales del fiscal y los letrados de la defensa.
