Las bandas organizadas que actúan en Ourense van en busca de alhajas, el dinero fácil de las estafas y el cobre

Una huella en una bolsa delató a los asaltantes de la joyería Fuentefría

Los últimos tres detenidos en Talavera de la Reina (Toledo) en relación al asalto al almacén de joyería Fuentefría de la ciudad han testimoniado el atractivo de la provincia para las bandas delictivas que planean 'golpes' con botines a lo grande. En este caso, 200.000 euros, desplegados en un amplio surtido de alhajas.
Planearon a conciencia el asalto, ya que una de las integrantes, M.I.M., estuvo hospedada unos días en la ciudad para recoger información. Aún así, la premura de actuar en el menor tiempo posible les llevó a cometer un error de bulto entre profesionales. Ocultaron sus rostros -dos de ellos- con máscaras de silicona, utilizaron guantes, pero olvidaron una bolsa en la que había una huella de mujer y que permitió a los agentes policiales tirar del hilo hasta llegar a ella y, por ende, a los compinches y a las joyas.

Los tres detenidos de nacionalidad rumana este último viernes por el robo de cable de cobre en la Subestación Eléctrica de Castrelo de Miño tampoco estaban domiciliados en la provincia, pero una maniobra extraña del vehículo en el que viajaban -robado en Castellón-, tras perpetrar el robo, alertó a las fuerzas de seguridad.

Tanto los botines con joyas, como de un tiempo a esta parte el cobre o el dinero fácil que proporcionan las estafas, son el principal botín de los maleantes que forman parte de algún grupo delincuencial organizado. Esto es, jurídicamente, la asociación de tres o más personas para delinquir, de forma reiterada, con una organización jerarquizada y especializadas en delitos graves.

Otra característica de las bandas que actúan en la provincia es que no son autóctonas. Acuden atraídas, tal vez, según aseguran fuentes de la Policía Judicial de la Comisaría de As Lagoas, por la comodidad de las buenas comunicaciones, con Portugal o la Meseta a una hora.

Los asaltos se circunscriben, sobre todo, al plano de un negocio o al de un domicilio particular, en los que casi siempre hay rehenes a los que intimidan a punta de pistola.

En el atraco a la joyería Cota el 30 de junio de 2006, por ejemplo, emplearon un sistema mixto: dos de los tres delincuentes -sólo uno fue condenado- entraron a la vivienda de la dueña del negocio -uno se hizo pasar por repartidor-, se hicieron con rehenes (dos niños de corta edad y la asistenta) y esperaron la llegada de la empresaria para que los condujese al establecimiento bajo amenazas de hacer daño a su familia.

'Se trata -aseguran fuentes policiales- de grupos muy violentos que no dudan en hacer uso de las armas si algo sale mal'. De ahí la importancia de no resistirse. Manuel O.F., el hostelero que regentó La Coruñesa estos últimos años, lo hizo en junio de 2009 y resultó gravemente herido con un impacto de bala en el tórax cuando plantó cara a dos personas que entraron en su vivienda de la calle Roi Páez.

Estos robos con intimidación exigen planificación. 'Días antes al atraco uno o dos miembros de la banda se desplazan a al ciudad para vigilar el negocio, pernoctan en ella con documentación falsa, controlan los horarios y estudian el plan de huida', asegura un investigador de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de Ourense.

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