La importancia de la variante exterior

La confusa respuesta de la ministra de Fomento deja sobre la mesa múltiples interrogantes acerca de la integración del AVE dentro de la ciudad e, incluso, de los últimos 16,9 kilómetros de trazado entre Taboadela y el barrio de A Ponte a juzgar por la cuantía de la que habló Ana Pastor.
En realidad, ese tramo, el de 16,9 kilómetros hasta la ciudad, es el que está presupuestado en 500 millones de euros. Pero es también el resultado de una iniciativa de los empresarios ourensanos abrazada en 2008 por todos los partidos políticos, incluido el PP, con la que pretendían eliminar la fractura creada por la línea férrea convencional, la que atraviesa la ciudad por el barrio de San Francisco hasta llegar a la Estación-Empalme. Porque en el año 2005 el conselleiro de Política Territorial del último gobierno de Fraga en la Xunta, Núñez Feijóo, presentó en Ourense su modelo de integración de la alta velocidad, un proyecto de 60 millones de euros que utilizaba la línea actual convencional sólo que a una mayor profundidad, para soterrarla; una idea, por cierto, que ahora ha retomado UGT para ahorrar costes.

El nuevo trazado acordado, llamado variante exterior, parte de Taboadela e introduce el AVE en Ourense después de realizar una gran curva por Montealegre y Velle, casi siempre bajo túneles, salvar el Miño con un nuevo viaducto y entrar en O Vinteún y A Ponte de forma parcialmente cubierta, punto éste que se ha convertido en el último capítulo de la discordia política a propósito del AVE: el gobierno municipal aceptó la mera cobertura de la línea pero el PP y los empresarios aún insisten en pedir un estudio técnico que analice la viabilidad del soterramiento pleno hasta A Ponte.

Por lo que se refiere a la estación, que el Concello quiere intermodal (también para autobuses), un concurso público convocado por Adif durante el Gobierno socialista acordó adjudicar el proyecto a un equipo liderado por Norman Foster, un empeño también del alcalde socialista, Francisco Rodríguez, por disponer de una infraestructura emblemática. Su ejecución está presupuestada en unos 80 millones de euros y se autofinanciaría con recalificaciones urbanísticas en terrenos de Renfe, aunque la caída de la construcción dificultaría ahora esa fórmula.

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