Los centros de Atención Primaria de Ourense velan armas ante la incidencia de la gripe.
Abierta todavía la campaña de vacunación, cuyo plazo se amplió hasta el 3 de diciembre para abarcar la mayor proporción posible de población, 'la incidencia en estas primeras semanas de otoño no está siendo muy elevada', señala Miguel Abad, médico del centro de salud de Nóvoa Santos, en la ciudad. En base a los datos disponibles, no se espera que la incidencia del virus vaya a tener un comportamiento distinto al de años anteriores. En 2009, de los 85.755 casos declarados en toda Galicia, 16.393 se suscitaron en la provincia de Ourense, una cifra ligeramente más baja que en 2008, con 19.084 casos, y a mucha distancia del año 2003, uno de los más agresivos de la última década, en el que se declararon 29.670.
Tal y como viene siendo habitual, se prevé que 'el pico epidemiológico de la enfermedad se alcance entre los meses de enero y febrero', coincidiendo con la estación invernal. La excepción a esta pauta se produjo precisamente el año pasado, cuando la singularidad de la presencia del virus H1N1 hizo que el pico epidémico se adelantase a finales de noviembre. Apagada la alarma que se produjo el pasado otoño, la tónica de este año es 'la tranquilidad', subraya Miguel Abad. Una tranquilidad, por otra parte, relativa, ya que la relajación que podía preverse después de una campaña como la anterior, en la que la alarma inicial no se correspondió con los resultados finales, 'no se ha consumado y los ciudadanos han estado acudiendo a vacunarse'.
Las autoridades sanitarias, como es habitual, instan a la vacunación de todos los grupos de riesgo, es decir, mayores de 65 años, personas con patologías crónicas, personal sanitario, cuidadores de ancianos y embarazadas (en éste caso, si así lo indica su médico). Esta campaña 'se ha extendido la recomendación de vacunación también a las personas de 60 años', informa Miguel Abad. Y es que la medida preventiva más eficaz es la vacunación, dado que produce una disminución de la probabilidad de contraer la enfermedad (70%-90% en personas sanas) y de la probabilidad de hospitalización (50%-60%) y de mortalidad (80%).
Tal y como viene siendo habitual, se prevé que 'el pico epidemiológico de la enfermedad se alcance entre los meses de enero y febrero', coincidiendo con la estación invernal. La excepción a esta pauta se produjo precisamente el año pasado, cuando la singularidad de la presencia del virus H1N1 hizo que el pico epidémico se adelantase a finales de noviembre. Apagada la alarma que se produjo el pasado otoño, la tónica de este año es 'la tranquilidad', subraya Miguel Abad. Una tranquilidad, por otra parte, relativa, ya que la relajación que podía preverse después de una campaña como la anterior, en la que la alarma inicial no se correspondió con los resultados finales, 'no se ha consumado y los ciudadanos han estado acudiendo a vacunarse'.
Las autoridades sanitarias, como es habitual, instan a la vacunación de todos los grupos de riesgo, es decir, mayores de 65 años, personas con patologías crónicas, personal sanitario, cuidadores de ancianos y embarazadas (en éste caso, si así lo indica su médico). Esta campaña 'se ha extendido la recomendación de vacunación también a las personas de 60 años', informa Miguel Abad. Y es que la medida preventiva más eficaz es la vacunación, dado que produce una disminución de la probabilidad de contraer la enfermedad (70%-90% en personas sanas) y de la probabilidad de hospitalización (50%-60%) y de mortalidad (80%).
