El principal sospechoso de haber matado a sus padres en Taboadela fue enjuiciado por maniatar y encañonar bajo coacciones a un excompañero de trabajo para que éste no pudiese impedir su muerte

El intento de suicidio delante de un amigo lo lleva a juicio

Martínez Campos, en la imagen, ayer en el Pazo de Xustiza.  (Foto: XESÚS FARIÑAS)
'Mellor morrer dun tiro na cabeza que cunha bolsa nela', fueron las palabras con las que D.S.N. expresó ayer ante la titular del Juzgado de lo Penal 1 la situación límite que vivió por el incidente que protagonizó en su vivienda José Miguel Martínez Campos, el principal sospechoso de haber matado a sus padres en Taboadela, juzgado en esta ocasión por encañonar con una pistola y maniatar a un amigo cuando pretendía disuadirlo del suicidio.
El ministerio público, que reclamó durante la vista oral hasta seis años de prisión para Martínez Campos -por un delito de coacciones y por otro de tenencia ilícita de armas-, entiende que los hechos fueron de tal gravedad que, 'si no fuese por la defensa a ultranza que D.S.N. hizo de su propia vida -logró liberarse de brazos y romper la bolsa que tapaba su rostro-, posiblemente hoy no estuviese aquí'.

Los hechos que le atribuye al encausado ocurrieron durante la tarde del 17 de abril de 2009, en Xinzo, aunque las versiones dadas ayer para explicar lo sucedido por parte del acusado y de la víctima fueron opuestas. D.S.N., quien trabajó con Martínez Campos en una brigada antiincendios, junto con otras dos personas -R.R.T. y J.C.L.-, indicó que habían quedado en verse ese día en su vivienda, con motivo de que Martínez Campos se iba a mudar a Madrid y 'quería despedirse'.

Según D.S.N., le había dicho que vendría en compañía de su expareja y también habría intentado que estuviese presente en el encuentro J.C.L., aunque este había 'roto' todas las relaciones con Martínez Campos tras sufrir, al parecer, un intento de asesinato, según confirmó ayer el propio J.C.L. No obstante, el acusado llegó solo al domicilio, con dos bolsos. Tras adentrarse en el mismo, e iniciarse entre ambos una conversación sobre el suicidio (D.S.N. auxilió al encausado cuando intentó quitarse la vida en 2008 mediante la ingestión de fármacos-), Martínez Campos sacó un revólver. Acto seguido, según la víctima, le dijo que tenía que dejarlo maniatado para que no evitase su muerte. 'Dicía que ía facelo noutra habitación e empezou a apuntarme coa arma varias veces'. Bajo coacciones consiguió atar de pies y manos a D.S.N., quien indicó ayer que 'temió' por su vida, además de obligar a éste, entonces, a taparse la boca con una cinta y cubrirle la cabeza. En un descuido, logró soltarse y abalanzarse sobre el encausado, quitándole la pistola y escondiéndola en la cocina.

Por su parte, Martínez Campos sostuvo que le había encargado 'hace meses' a D.S.N. la pistola con la que materializaría su suicidio, extremo que negó la víctima. Asimismo, dijo que discutieron porque habían quedado 'en que me la iba a regalar', y que le había visto un arma en un bolso, por lo que lo único que quería era hacerse con ella e irse. Negó haber ido a casa de D.S.N. armado, y haberlo encañonado maniatado.

Un sargento de la Guardia Civil confirmó ayer que la pistola estaba 'montada' con cinco balas, y que en la casa del acusado se halló, precisamente, una caja de munición idéntica a la que contenía el arma, de la que faltaban esos cinco cartuchos.

LA DEFENSA, PIDIÓ SU ABSOLUCIÓN.

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